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– Violencia contra Violencia

Soy consciente de que a algunas personas, tras leer en el texto las atribuciones y objetivos del Ejército Ligero en el extranjero, se les habrán puesto los pelos de punta. Horrorizados ante el hecho de que alguien plantee abiertamente la creación de un modelo de comandos, que puedan actuar impunemente por todo el planeta, saltándose las leyes internacionales y vulnerando los derechos más elementales de los supuestos culpables.

La verdad es que hacen bien de estar horrorizados. Unidades del ejército como los Virus, nunca tendrían que existir. Pero, al igual que con el ejército en su conjunto, creo que  por ahora, el mundo no es lo suficientemente maduro como para que podamos prescindir de estos medios de ataque y defensa.

No me considero una persona con una mentalidad conservadora que crea que esto es la selva y por lo tanto todo se puede arreglar con un buen ejército; utilizando la violencia para imponer las ideas. Pero tampoco me identifico con los pacifistas que creen que todos nos podemos convertir en un sucedáneo moderno de Gandhi y así desaparecerá la violencia del planeta.

Pienso que utilizar la violencia para construir una sociedad más justa o mejorar las condiciones de vida de los seres humanos es, directamente, una mala idea y que la violencia, tarde o temprano, engendrará más violencia.

Hay miles de ejemplos de esto último y lo podemos ver desde los casos particulares que afectan a pocos individuos, hasta los casos en los que la violencia ha afectado a naciones o razas enteras.

Básicamente, la violencia sólo ha logrado su objetivo, es decir imponer una idea o condición, cuando ha eliminado totalmente al sujeto receptor de esa idea o condición. Por lo que utilizarla como herramienta política de trabajo, incluso cuando va escudada por la mejor de las intenciones, es utilizar una metodología bastante estúpida.

Pero, y aquí está el gran pero, la violencia es siempre una herramienta inútil cuando es el eje, o parte constituyente, de la acción de cambio, no cuando es el catalizador para revertir o curar la situación.

Quizás con un símil se entienda mejor.

Jugar con fuego es malo porque puedes hacerte daño o iniciar un incendio. Pero si ya te has hecho daño o ya hay un incendio, en algunos casos, el fuego puede ayudar a cauterizar la herida, desinfectar las herramientas y ayudar a extinguir el incendio.

El fuego como elemento que provoca el cambio es perjudicial, pero a veces, puede actuar como elemento que revierte o controla una mala situación.

Por lo tanto, utilizar la violencia para motivar un cambio, por buenas que sean sus intenciones, acostumbra a ser un desastre o a tener terribles consecuencias. Pero cuando alguien o algo ya está utilizando la violencia, es decir, la violencia ha sido el catalizador de un cambio, a veces utilizar la violencia puede ser la mejor manera de revertir o parar la situación. La violencia puede ser la Némesis de la violencia; pero viéndola como fuerza compensadora de la otra violencia; no como una venganza.

Intervención Exterior Actual

Creo que tenemos que reflexionar todos un poco, acerca de algunos aspectos hipócritas de nuestra sociedad, como es el uso, consentido por nosotros por pasiva, de la violencia y la impunidad legal de nuestros Gobiernos frente a otros países.

Si los Gobiernos actúan de una manera oculta e ilegal para proteger los intereses de las grandes empresas nacionales o, simplemente por sus intereses geo-estratégicos, a todo el mundo le parecerá más o menos reprochable, pero considerarán que es un mal típico de nuestra sociedad y la manera de actuar habitual de todos los Gobiernos.

Estoy seguro de que miles de ciudadanos no están de acuerdo con este tipo de actuaciones, pero ya nadie reacciona. Por ejemplo, a nadie le sorprendería un comunicado del Reino Unido indicando que ante el golpe de estado o la situación de revuelta o la incertidumbre política o la excusa que sea, en el país X han enviado tropas a ese país para proteger sus intereses económicos. O tampoco extrañaría una nota de prensa en la que se indicase que los USA han decidido bloquear la entrada de un país X, porque no bajaba sus aranceles y por lo tanto perjudicaba a las empresas USA.

Aunque para mi, el caso más significativo fue el de la bomba francesa al Rainbow Warrior. Un Gobierno democrático y socialista como el Frances ordenó colocar unas bombas para hundir un barco ecologista. Hundió el barco y mató a un fotógrafo y, básicamente, no pasó nada. Un pequeño juicio y algún responsable cesado, como el ministro Charles Hernu, no porque hubiese ejecutado un acto salvaje e indigno para cualquier ser humano, sino porque lo habían descubierto y había manchado el nombre de Francia.

¿Por qué la sociedad francesa no salió en manifestación contra el Gobierno Frances?. ¿Por qué el resto de Gobiernos no le hicieron el vacío?. ¿Por qué la sociedad occidental aceptó que se igualase la ética de la democracia a la de la dictadura?. ¿Porqué se aceptó que dirigentes socialistas actuasen igual que los terroristas?, ¿Porqué todo el mundo se escandalizó pero nadie hizo nada?

Porqué todo el mundo era consciente de que los gobiernos hacen esto. Lo raro es que los descubran, no que lo hagan.

Estamos tan acostumbrados a que los países se salten todas las leyes para proteger sus intereses económicos, que los Gobiernos incluso lo encuentran un buen motivo para justificar y explicar públicamente una intervención militar en otro país. Por ejemplo:  Si una explotación minera está siendo atacada por los indígenas que viven en aquella zona y han sido expulsados por el Gobierno títere de turno, esto es una buena razón para que los militares intervengan. Si un Gobierno  pretende cambiar el patrón dólar para vender petróleo con otra divisa, este es un buen motivo para intervenir. Si un gobierno no se muestra muy favorable a los intereses geo-estratégicos de una gran potencia, este es un buen motivo para intervenir. Si un Gobierno  duda entre a quien adjudicar unas licencias de explotación petrolífera este es un buen motivo para intervenir. Es decir, por intereses económicos es lícito intervenir… siempre y cuando no se note mucho. La máxima inglesa de que en política exterior no hay amigos sino intereses, la aplican todos los Gobiernos.

Pero, si a un niño de 3 años le están vaciando los ojos con una cuchara, esto no es un buen motivo para intervenir. Si a una niña de 6 años la están enterrando viva por desobedecer a su padre, esto no es un buen motivo. Si a una niña de 9 años la están vendiendo para un prostíbulo, esto tampoco es un buen motivo para intervenir. Si a un niño de ocho años lo están explotando hasta la muerte, esto no es un motivo de peso para actuar. Si en el poder de un país hay un verdadero monstruo, no hay motivo para intervenir y, si protege los intereses occidentales, mucho menos. Por motivos éticos, nunca se actúa. Por lo que indirectamente, se justifican las actuaciones no-éticas y se desacreditan las éticas.

Lo peor de todo, es que prácticamente todo el mundo está de acuerdo conmigo en que no tendría que permitirse que las intervenciones militares en el extranjero estuviesen marcadas sólo por los intereses económicos. Si no fuese porque los intereses económicos son vitales para las economías de los países y por lo tanto, más o menos a regañadientes, en nombre de nuestro propio bienestar, tenemos que aceptar que el mundo funciona así.

Y también todo el mundo está de acuerdo en que es horrible lo que se les hace a algunos niños y niñas en ciertos países, pero hay tantos miles de casos así, que es imposible solucionarlo desde occidente. Como máximo, lo que podemos hacer es ayudar a que esos países mejoren socio-culturalmente y eliminen ellos mismos estos abusos. Es decir, que todos estamos de acuerdo en que está mal pero la mayoría piensa que es de ilusos el pretender cambiarlo.

Bueno, pues yo quiero cambiarlo, y no soy iluso.

El primer punto; la importancia de la economía.

Los beneficios económicos que las políticas intervencionistas han  provocado han sido ciertamente beneficiosos; pero para una minoría. Para una personas que de hecho, en general, ya eran ricas.

Proteger un Gobierno tiránico que está arruinando a su país  por la simple razón de que ese Gobierno le concede unas licencias de explotación a una empresa petrolífera de nuestro país, es bueno para esa empresa y para sus principales accionistas. Los cuales, por el simple hecho de ser principales accionistas en general ya son muy ricos. Pero al resto de la población, ¿qué le llega de todo este dinero? ¿La población en general vemos incrementado nuestro nivel de bienestar por qué una gran corporación internacional o una multinacional consiga nuevos contratos?.

Pues la verdad es que si. Aproximadamente esto implica en impuestos que recapta el estado, uno o dos euros por habitante, para un país como España. Que no es poco.

Miremos también alguna de las otras consecuencias más obvias. Proteger a un tirano que está arruinando a un país, obviamente ayuda a que el país se hunda en la miseria. Un país hundido en la miseria implica una población hundida en la miseria. Lo cual, curiosamente, implica un baby boom y una emigración masiva del país hacia otros lugares donde los emigrantes de ese país puedan ganarse la vida.

Algunos pueden pretender que los occidentales no tenemos ninguna culpa de la masiva emigración a Europa. Podemos pensar que los millones de emigrantes que llegan a Europa lo hacen por su gran interés en nuestros monumentos y paisajes y que al estar aquí, debido a una confusión con las tarjetas de crédito se quedan sin dinero y han de buscarse un medio para subsistir mientras sus familiares les envían dinero. Podemos pensar esto y por estúpido que parezca, este pensamiento nos ayudara a tener la conciencia tranquila.

O podemos reflexionar un poco en serio y ver que si a Europa están llegando millones de emigrantes, posiblemente sea porque sus países están hundido en la miseria y no tienen otro medio de subsistencia que emigrar. Por lo tanto, las políticas intervencionistas de nuestros países, emprendidas para proteger los intereses económicos de las grandes empresas europeas, han proporcionado un par de euros extras a cada Europeo. ¡Bien!… Y un suburbio abarrotado de emigrantes de otras culturas que absorberá como un agujero negro los recursos del estado del bienestar, provocará brotes de violencia, disparará la delincuencia y radicalizará las visiones culturales de unos y otros.

¿Y todo esto a cambio de un par de Euros?

La verdad es que mejor no me den los dos Euros y me dejen mi pueblo como estaba antes.

Esta reflexión es un poco demagógica, lo admito.

Pero la idea que quiero transmitir es cierta. Podemos discutir que tanto por ciento de culpa tiene la intervención extranjera en la ruina de un país o las múltiples razones para la emigración, pero es indiscutible que la intervención militar extranjera, si sólo es para proteges intereses propios, por definición, no es positiva para el país, pues no pretende proteger sus intereses sino los del país agresor. Y la emigración problemática que llega a Europa no es la que viene de Suiza, Noruega o Canadá sino la de países arruinados con sociedades corruptas que son muy apropiadas para las grandes empresas europeas. Nuestras empresas corrompen a las personas poderosas para conseguir contratos, las personas corrompidas dejan por lo tanto de actuar en benefició del país, el país se va a la mierda y sus habitantes se vienen al suburbio de nuestras ciudades. Y encima si hay problemas el Gobierno, con nuestro dinero y nuestros soldados, interviene para ayudar a esas empresas a mantener a sus corruptos amigos en el poder.

En resumen. Permitir intervenciones militares en el extranjero por parte de nuestros Gobiernos es directamente hacer el primo. Unos pocos ganarán mucho y unos muchos perderemos mucho.

Durante un tiempo las grandes empresas nacionales han sido emblemas del país, y en esto se han escudado para solicitar recursos a los Gobiernos, pero si alguien todavía cree que esas empresas son ONGs de ayuda a los habitantes de su propio país, es mejor que despierte y se de cuenta de que esas empresas sólo miran por su interés. Y que encima nosotros tengamos que ayudarlas económicamente es el colmo del cinismo.

Por lo tanto, ¿si podemos meternos en las políticas de otros país para cambiar sus actividades económicas?, ¿por qué no podemos meternos en sus políticas para salvar vidas humanas?.

Ciertamente es discutible si podemos meter nuestras narices o no. Pero si aceptamos que lo hacemos -y los Gobiernos lo hacen- es mucho mejor hacerlo por motivos humanitarios que por motivos económicos. La obvia diferencia es que técnicamente es mucho más sencillo amenazar militarmente a un jefe militar de, por ejemplo, la Republica Democrática del Congo, para que nos deje explotar una mina, que no ir a rescatar a los miles de niños soldados que ese jefe militar tiene, justamente porque son miles.

Esto nos lleva a la segunda parte del tema: la imposibilidad de ayudar a quienes lo están pasando mal porque son demasiados.

Es ciertamente imposible, incluso aplicando la mejor de las predisposiciones, poder ayudar a todos los niños y mujeres que están sufriendo abusos y torturas en nuestro planeta. Son simplemente demasiados. Un hecho lamentable que dice muy poco a favor de la humanidad. Pero por suerte, no tenemos que intervenir en todos los casos, pues los humanos no somos máquinas, sino que actuamos de una manera concreta, porque somos capaces de construir el marco de posibilidades de futuro. En función de nuestra sensación frente a ese marco, vamos trabajando el presente para modificar más o menos nuestro futuro.

¿Qué es el marco de posibilidades de futuro? pues las previsiones que hacemos sobre nuestra vida. Veo nubes, quizás lloverá pero no voy a entrar en esa vieja casa porque se me caerá encima; tengo que ahorrar porque las jubilaciones del mañana serán miseria; quiero hijos por lo tanto mejor me busco una pareja, etc.

De este modo, cuando actuamos dentro de nuestra sociedad, no lo hacemos por lo que en ese momento pueda impedir nuestra acción, sino por las posibilidades que esa acción abre en nuestro futuro. Las personas no entramos en un coche aparcado y nos lo llevamos porque pensemos que en el coche hay un policía, no lo hacemos porque la previsión de futuro que nos hacemos tras esa acción, no nos parece demasiado positiva y podría afectar negativamente nuestro mañana.

Con esta explicación, a donde quiero llegar, es al hecho de que no es necesario ‘salvar’ a todos los niños y niñas afectados. Lo que se tiene que hacer es actuar para que las personas que pueden infringir ese mal en niños y niñas, vean esa acción como algo que puede afectar negativamente a su marco de posibilidades de futuro o como mínimo complicar su consecución.

Esto implica actuar en dos vertientes. Una física i la otra en la capa de conocimientos. Aquí es donde es muy importante la actuación del Ejército Ligero y sus Virus para generar el arquetipo o nuevo mito.

Los Virus se convierten en la mano de Dios, porque las personas que sufren abusos saben que sólo estos Virus pueden salvarlos. Y saben que son reales por lo que la capa de conocimientos que se amplía no es la mítica sino la física.

Las unidades Virus no pueden salvar a todos los afectados, sino que tienen que seleccionar los casos que más repercusión puedan tener, para que se publicite y se extienda la meme entre las personas afectadas, de que hay unos comandos que actúan para proteger a los débiles. El silencio de la agresión tiene que romperse con la voz de la denuncia para que se extienda también el temor entre los agresores, de que puedan ser capturados pues hay alguien que puede responder ante la denuncia.

Los Virus no solo capturan a los agresores, sino que generan un nuevo mito que es de hecho una especie de caballo de Troya psicológico de unos nuevos valores sobre la importancia del ser humano y la impunidad. Por lo tanto su actuación tiene que ir acompañada de cierto teatro simbólico y a veces sus actuaciones no tienen que ir dirigidas contra individuos concretos sino que pueden ir contra instituciones o incluso contra ideas y conceptos.

Trabajando desde la ELLO para manipular la información y desde los Virus para actuar físicamente, el E.L. ayuda a los afectados y extienden el concepto de que todo ser humano es importante. De que se ha de actuar proporcionalmente y de que la empatía nos ayuda a sentir lo que los otros seres humanos sienten y así podemos conocerlos y entenderlos mejor.