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– Primera Verdad: Yo Me Equivoco. ESP

A pesar de que en el texto titulado Ideología, he indicado que no creo en ninguna verdad indudable, si que hay un par de ‘afirmaciones’, que considero que son verdades indudables.
La primera es que, robándole las palabras a un conocido filósofo, después de pensarlo mucho y de examinarlo todo con mucho cuidado, finalmente puedo concluir y dar por cierto, que la proposición ‘me equivoco‘ es necesariamente verdadera, cada vez que la pronuncio o la concibo en mi espíritu. Yo, que no estoy seguro de que soy, de lo único que puedo estar seguro, es de que mis ideas tienen errores y son mejorables.

Primera Verdad

Esta es la primera y casi única verdad del método, Yo Me Equivoco. Y si alguien piensa que esto no es cierto y que estoy equivocado; que me lo indique que corregiré el error.
Dejando de lado los juegos de palabras, es cierto que me equivoco muchas veces y, a veces, de manera absolutamente incomprensible. Por lo tanto, si piensas que me he equivocado en algo o que mi visión es errónea, dímelo.
Indicar los errores no es motivo de humillación, ni considero que se ponga en duda ninguna capacidad, al contrario, lo considero un hecho positivo. Has tenido un interés en leer lo que  he expresado y meditarlo mínimamente para ver que era erróneo. Yo no puedo menos, que agradecer este interés. Gracias!.

Los errores son importantes, porque es lo que nos permite mejorar. Si no se detecta ningún error, entonces tenemos un problema, pues la primera verdad indica que no somos perfectos y, si fuésemos perfectos, que triste sería el creer que ya todo está perfecto y nada podemos cambiar para mejorarlo. El descubrir errores nos obliga a volver a trabajar, desde la humildad, para conseguir un resultado mejor y eso también es de agradecer, porque cada error detectado mejora la creación.

Humildad

Con esta presentación, no estoy haciendo un ejercicio de falsa humildad, pues es una evidencia que el trabajo y las ideas, sólo pueden ser mejorados gracias a la reflexión de otras personas, que fuerzan a corregir los errores o, a re-pensar lo que ya se ha escrito.
En consecuencia, a partir de este punto todo lo que leas es obviamente tan sólo una opinión, más o menos fundamentada, que puede ser mejorada, con tu contribución, tu opinión, tus ideas. Las cuales, al igual que las mías, también pueden ser erróneas. Pues tú, también te equivocas. Todo el mundo se equivoca. Incluso los más importantes filósofos y políticos se equivocan cuando expresan sus verdades.

Pero atención, esto no quiere decir que no me crea nada. La duda sólo implica que puedo sentir, ahora y aquí, más o menos simpatía por algunas ideas políticas y pensar que otras ideas son una locura peligrosa, pero lo importante es que ninguna idea, ni en positivo ni en negativo, es indiscutible. Hasta que no se me demuestre mi error, tomare como cierto lo que pienso, pero siempre tengo que estar dispuesto a que mis creencias sean sometidas a la crítica, pues su verdad es tan sólo provisional, a la espera de un argumento que la mejore o descarte.

De esta afirmación se puede deducir un primer principio político de trabajo.

 Primer principio:

Todo principio político es un método de trabajo provisional en el tiempo y el espacio, enfocado a resolver un problema y que necesariamente, no da solución a todos los casos.

La validez del principio político, perdura hasta que aparece un nuevo método B, que mejora el primer método A, porque incluye algunas de las excepciones que el primero no incluia. Si aparece un nuevo método X que falsea el método en activo pero no resuelve el problema, el método en activo sigue siendo válido. La política es actuación, no ciencia, y por lo tanto, demostrar que algo no funciona, sin aportar una línea de actuación que lo sustituya, puede tener un interés académico pero no tiene ningún interés en la praxis política, simplemente porque no se puede dejar de actuar.
Si el nuevo método B mejora el original, se situa el antiguo método A y sus excepciones, como subgrupos del nuevo método B.
De esta manera, incluso el mostrar que hay excepciones a una propuesta de método, no invalida el método. Sólo define mejor su alcance, en espera de un nuevo método Z que incluya más excepciones.
Con todo lo comentado, si te dispones a leer los artículos de esta Web, verás que en las siguientes páginas o entradas, se harán afirmaciones y exposiciones de un montón de ideas. Podrás leer frases categóricas y encontrar presentaciones de pensamientos como si fuesen la única verdad posible, pero cuando leas algo, siempre debes tener presente la siguiente ‘coletilla’:

– ¡Se Equivoca!.

Y si te parece correcto y no ves ningún error en la presentación, aplica la segunda ‘coletilla’:

– ¿Cómo se podría mejorar? ‘.

 

Segunda verdad:

Pues si, sí has llegado hasta aquí y más o menos estás conforme con lo que se ha expresado, es el momento de que te presente La Segunda Verdad. Ya me imagino que estarás pensando que, para ser alguien que tiene como primer principio el que no hay verdades, quizás me esté alargando demasiado con este tema, pero concédeme esta pequeña dicotomía mental y no voy a extenderme mucho más en este asunto.

La Segunda Verdad es que, salvo casos muy conocidos y poco demostrados, lo único totalmente irreversible entre los humanos es la muerte.
Lo remarco para que quede claro. Segundo hecho indiscutible: La Muerte Es Totalmente Irreversible. Por lo tanto, derivado de este segundo hecho, se puede presentar el …

Segundo Principio:

Ninguna actuación política justifica una sola muerte.

El problema de expresar esto, de formular este gran principio, es que en el preciso momento en que se enuncía, a todo el mundo le vienen a la cabeza las típicas frases:

– ‘¿Y si una muerte salva a dos personas? O, ¿a tres personas? ‘

– ‘¿Y si con su muerte ayuda a mucha gente?’

– ‘¿Y si una persona mayor se muere por salvar un bebé?’

– ‘¿Y un feto? ¿es una vida humana? ‘

– ‘ ¿Y puede morir un hombre para salvar a un pueblo? ‘….

…Complicado de responder.

Este bonito Segundo Principio, seguramente se puede aplicar en el 99 por ciento de los casos y servirnos de guía político-moral de una manera bastante eficiente casi siempre. Pero no evitará que exististan un porcentaje de casos y dudas, como los antes mencionados, que a pesar de ser casos excepcionales, no por ello dejarán de suceder y parecen sobrepasar El Segundo Principio.

¿Convierten estas dudas y casos excepcionales El Segundo Principio en un simple brindis al sol?, ¿Se descubre El Segundo Principio como un principio naif cuanto se enfrenta a preguntas como las expuestas?. ¿Cómo puede tratar El Segundo Principio estos dilemas morales?.
La respuesta es sencilla: Con la ayuda del Primer Principio. Que dice:

Un principio es un método o regla para resolver un problema. Su validez caduca cuando un nuevo método lo mejora, pero no si sólo lo falsea o muestra sus excepciones.

Por lo tanto, todo lo que se considere una excepción, literalmente, algo que se escapa de la regla o el método, no está determinado por el método. Los hechos excepcionales, tienen que estudiarse en el momento en que se produzcan y uno a uno. Es decir, la norma, no se puede aplicar a los casos excepcionales justamente por eso, porque son excepciones. Y por lo tanto, las excepciones, al no estar sujetos a la norma, se analizan independientemente en el momento y lugar en el que se produzcan.

Uno para todos

Hablar antes de que los hechos ocurran o, criticar el principio político por no dar respuesta a todas las preguntas, pueder ser muy entretenido, pero es totalmente improductivo.
En la mayoría de aspectos de nuestra vida, la norma o ley recoge el protocolo de comportamiento normal en los casos normales y se sobreentiende que cuando los hechos no son normales o, las circunstancias no son normales, es decir, en los casos excepcionales, la norma no tiene validez y cada caso debe estudiarse aparte.
Queda muy bonito presentarse principios filosóficos, religiosos, éticos o políticos totales, que lo abarquen todo. Que quieran explicarlo todo y dar una guía para todo. Pero pienso que esto es erróneo, que el tiempo de las grandes verdades se ha acabado. Si lo fundamentamos todo en una gran verdad, la más pequeña excepción, nos convierte nuestro gran relato, en una gran mentira. Es mejor trabajar con una pequeña verdad, que sirva para dar respuesta a la mayoria de casos en un momento y lugar concretos y, dejar que esta norma evolucione cuando el tiempo y el momento cambien o, aparezca un nuevo método que abarque en su gestión más excepciones.
Los humanos ya nos hemos hecho mayores y podemos empezar a funcionar sin las verdades totales y absolutas de los padres. Si hay principios que se apliquen a todo y, resuelvan todos los casos, yo no los conozco y no creo que podamos encontrarlos hoy por hoy, más allá de los dos mencionados: somos falibles y si morimos; no resucitamos.
Tener unos principios que nos permitan resolver la mayoría de casos y nos eviten el quedarnos estancados en discusiones estériles ya es un gran avance. No debemos pretender hacer de Dios, simplemente tenemos que mejorar haciendo de Humanos. Actuando siendo conscientes de que muchas veces nos equivocamos; siempre con voluntad de mejorar y, asumiendo que la pérdida intencionada de una vida humana nunca puede justificar nuestros errores.

Aunque esta manera de pensar, es decir el trabajar con un metodo que sabemos que es mejorable y no resuelve todos los casos, pueda parecer un poco rara, es una forma bastante habitual de actuar en otros ámbitos sobretodo en el mundo de la ciencia. En la mayoría de los casos, una teoria científica no determina que algo sea una verdad absoluta, sino que esta es la verdad más probable o la que explica mejor la mayoría de casos.
Por ejemplo; la ciencia no dice que si dejo caer un peso, este caerá a 9,8 metros por segundo al cuadrado, sino que la probabilidad de que esto suceda es tan alta, que a efectos prácticos, lo tomamos como una verdad.
Esta es también la manera habitual actuar en sociedad en nuestro día a día. Conocemos las normas, pero también somos conscientes de que hay excepciones o que en los casos excepcionales, la norma no puede aplicarse.
Por ejemplo: La norma dice que por autopista tienes que ir a 120 km / hora como máximo. Dice también que no puedes ir tocando el claxon, ni haciendo luces, ni avanzando por la derecha. Pero si conduciendo por la autopista una de las personas que va contigo tiene un ataque al corazón o una hemorragia interna o se pone de parto y tú para llegar rápido al hospital sobrepasas la velocidad máxima y tocas el claxon e incluso te pones a gritar, nadie te amonestara o penalizará por hacerlo. Es un caso excepcional y los casos excepcionales no están sometidos a la norma. En todo caso, será un tribunal quien juzgará si la situación era o no excepcional y por lo tanto, si era justificada la infracción de la norma.

Incluso en ámbitos muy acotados, con reglas de juego muy claras, el romper la regla siempre y cuando exista una razón para considerar esa ruptura como un hecho excepcional, no questiona el conjunto de reglas o destruye su validez. Por ejemplo; en un partido de futbol un jugador no puede agarrar la pelota con las manos e irse corriendo, pero si esto se produce por ejemplo porque hay un incendio, nadie va  a recriminarle su actitud.

Por lo tanto, tanto en la ciencia como en sociedad, el principio o la ley accepta que pueda haber excepciones; y la existencia de excepciones, no invalida necesariamente la ley, siempre y cuando existan procedimientos interpretativos acordados, que permitan definir que es ley y que es excepción.

Conclusión

No vivimos en un mundo perfecto y por lo tanto, es necesario actuar para mejorarlo.

Sólo a traves de la acción podemos desviar las dinámicas coyunturales e históricas que nos guían en una determinada dirección, y que ya vemos que no es positiva para los seres humanos ni para el planeta.

Solo actuando podemos realizar cambios cualitativos que permitan la emergencia de nuevas estructuras y nuevos procesos en la sociedad, que alteren el marco de futuros que tenemos y nos brinden nuevas soluciones.

Pero para actuar, tenemos que guiarnos por una serie de principios políticos claros surgidos de nuestras ideas y que sean válidos y útiles.

Un principio de actuación política es útil, si nos da una explicación o pauta de actuación para la inmensa mayoría de casos, pero no necesariamente para todos y, es válido, si está abierto a ser mejorado.

Puesto que todo principio es parcialmente erróneo, nada justifica una acción irreversible como la muerte. Si hay un caso excepcional que ponga en duda el principio, no se anula el principio, tan sólo se estudiará aparte esta excepción. Quién decide que es un caso excepcional y como se estudia un caso excepcional, es otro tema que ya se tratará más adelante. Por ahora, lo importante es ser conscientes de que se tiene que actuar, en la aplicación de nuestras políticas y en la mejora y corrección de las mismas.

Lo que no podemos hacer es seguir jugando a buscar los casos excepcionales para desmontar toda teoría política. Por ejemplo: Los problemas ético-morales del tipo «¿qué haríamos si estamos en una barca muriéndonos de hambre y sólo tenemos un perro, un niño muerto y un cuchillo para cortarnos una pierna?». Esto son dilemas muy interesantes para charlar e imaginar situaciones imposibles, pero son problemas que en general, fuera del ámbito académico, no sirven para nada … salvo si te encuentras en esa situación; claro.