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El Idiota – 2 ª Parte ESP

Historiadores, antropólogos, psicólogos, economistas… NeoHumanistas

E. Hobsbawm comenta1 [1] “¿Porqué todos los regímenes obligan a los jóvenes a estudiar asignaturas de historia en la escuela?. No lo hacen para que entiendan la sociedad en la que viven, ni los cambios que experimenta, sino para que la acepten, para que se sientan orgullosos de ella, para que sean o se conviertan en unos buenos ciudadanos. (…) La historia entendida como ideología y fuente de inspiración, tiene una gran tendencia a convertirse en un mito que hace posible la autojustificación”. Igual tendencia encontramos en el estudio y conocimiento de los otros pueblos. En este caso, la distancia no es temporal sino física o cultural, pero la intención es exactamente la misma: incrustar el orgullo de ser o pertenecer a un lugar, para convertir a las personas en buenos ciudadanos, y reforza un mito que autojustifique las políticas. Todos, desde la administración del Estado y los políticos, pasando por los empresarios y periodistas hasta llegar al emigrante o el estudiante, utilizan y transforman la memoria y la comparación con los otros, para hinchar egos y alterar su futuro en la medida de sus intereses, y este ‘todos’ incluye como no, a los estudiosos del hombre. Los historiadores, antropólogos, economistas, psicólogos, etc tienen opinión y valores, son humanos, y por tanto, intervienen como cualquier otro agente, en la construcción de la memoria y la cultura.

[2]

En esto radica, gran parte del problema. ¿Si toda la sociedad, en mayor o menor medida, búsca y manipula el pasado y el conocimiento del otro, para apropiarse y construir su memoria, en qué se diferencia entonces la manipulación/interpretación de por ejemplo, un historiador de la de cualquier otra persona? ¿En la cantidad de tiempo que dedica a esta tarea?. ¿En el hecho de que cobra por hacerlo?, ¿En la obsesión que tiene por la propia historia? … Sería triste que fuera alguna de estas razones, pues convertiría a los historiadores, en poco más que coleccionistas de sellos. Afortunadamente no lo es. La gran diferencia entre la aproximación del profesional del estudio del impacto del ser humano y sus obras, y la de cualquier otra persona, es que él intenta decodificar los símbolos, antes de llenarlos de significado, y el resto de sociedad no.

Clifford Geertz, gran antropólogo!, incide en esta línea cuando dice: «“para descubrir lo que las personas piensan que son, lo que creen que están haciendo y con que propósito piensan ellas que lo están haciendo, es necesario lograr una familiaridad operativa con los marcos de significado [ es a dir el seu Pacte Canònic] en los que ellos viven sus vidas . Esto no tiene nada que ver con el hecho de sentir lo que los otros sienten, o de pensar lo que los otros piensan, lo cual es imposible2 [3]«.

    Clifford Geertz, source: IAS (photo © see: IAS, fa-geertz-tiff; 2006). [4]El historiador, el antropólogo, el sociólogo, etc al ser capaces de situarse en el Pacto Canónico, pasado o distante del otro, y determinar las diferencias con el propio, son capaces, o al menos deberían ser capaces, de decodificar los símbolos sin contaminarlos con su cultura, y así, comprender, o al menos preservar, su significado original. El profesional, porque conoce las diferentes culturas, puede apreciar y formular hipótesis sobre la causa de las diferencias y el porqué de la evolución en el espacio-tiempo. Ahora bien, al cuestionar los significados que la sociedad aplica, el profesional debe someter su interpretación a un proceso, que le permita objetivar sus interpretaciones ante el público. Pues el historiador o el sociólogo, al exponer si la historia justifica, o se puede relacionar y de qué manera, con la memoria y las culturas de otro momento, se hace historia y pone en duda, o en riesgo, la memoria de su cultura, y la propaganda que se está haciendo para solidificar la misma. Por lo tanto, debe poder demostrar que su propuesta, tiene una lógica, discutible y quizás falsable, pero autónoma de sus propios sentimiento, y que su interpretación no es meramente un acto de contra-propaganda, como la sociedad sospechará.

En otras palabras, si algún estudioso descubre que Napoleón odiaba a los franceses y quería ser Italiano o demuestra que las sociedades musulmanas son más felices que las occidentales ha de ser consciente de que la exposición de su ‘ciencia’ será visto como contra-propaganda y por lo tanto, sentido como un ataque por partes de la sociedad. El profesional es quien tendrá que demostrar que su conclusión es ciencia y no propaganda.

Propaganda y Ciencia

[5]

La sociedad busca elementos en la historia y en las otras sociedades, que se adecuen a la memoria, y por tanto sólo trabaja desde su cultura. No hace diferencias entre el pasado y el presente, ni tiene ningún tipo de protocolo interpretativo, ni mucho menos siente la necesidad de tenerlo o la sensación de tener que justificar nada. Los símbolos tienen un solo significado y, este, es el significado presente que le pueda dar su uso como valor propagandístico. Siguiendo la definición de Harold D. Lasswell sobre la propaganda que dice: «Propaganda is the management of collective attitudes by the manipulation of significant symbols. The word attitude is taken to mean a tendency to act according to certain patterns of valuation.  The existence of an attitude is not a direct datum of experience, but an inference from signs which have a conventional significance3 [6]» se concluye que la estrategia propagandística, en términos históricos y culturales, consiste en la presentación de los símbolos o hechos históricos, de una modo tal que, ajenos a la simbología original, refuercen o condicionen las actitudes y dinámicas de la cultura presente. Por tanto, en la propaganda, la historia se descodifica sólo desde los códigos del Pacto Canónico actual y, si no se le encuentra significado, esa historia, deja de existir, hasta que la propaganda no sea capaz de asignarle un significado que encaje en la cultura que quiere proyectar el futuro, por tanto, el historiador y cualquier investigador de la cultura del hombre, desde el punto de vista de la propaganda de la sociedad, ha ser un colaborador4 [7].

En la memoria de la sociedad, bajo la lente de la propaganda, no hay mirada al pasado o al otro. Todo es un ego-presente. Una memoria ideológica que se construye como si fuera un mito.

[8]Si el historiador y la sociedad coinciden en el significado que tiene determinado elemento de la historia, y el que la propaganda le quiere asignar, todo va perfectamente, y él es reconocido y halagado por la sociedad. Pero puesto que normalmente no es así, el estudioso del impacto del ser humano en el entorno, debe ser muy cuidadoso al mostrar la lógica que le ha llevado, de una historia concreta a una memoria concreta, pues juega o más bien interactúa, con los sentimientos de la sociedad, y provoca los intereses de los poderosos agentes que se encargan de mantener momificado, un modelo e idea de país o sociedad, que les es beneficioso. La memoria es fundamental para construir una cultura y, esta cultura, será parte constituyente de la Cultura Exterior de las personas. Por lo tanto, la memoria será un elemento definidor de la identidad, actitud y valores de las personas. Al deslegitimar o cuestionar la memoria de una sociedad, se está atacando y desacreditando a las personas que viven de esa memoria. Es decir, se puede hacer daño a las personas que viven de acuerdo a unos principios y valores, que ellos consideran importantes, y que un investigador poco sensible, puede destruir, sin pensar en las consecuencias, y por tanto, verse o sentirse violentamente atacado .

Por el miedo a este conflicto, los estudiosos de la persona humana y de su impacto en el entorno, no debe intentar escudarse en un utópico método científico heredado de otras ciencias, y volver a una especie de objetividad positivista pura. Es decir, los humanistas no pueden decir lo que quieran, y luego escudarse en que lo que dicen no es más que una inferencia científica de unos datos empíricos y por lo tanto, sentirse libres de cualquier repercusión que su trabajo pueda tener. No pueden hacer como los físicos que descubren la reacción nuclear, pero que no se en sienten responsables del uso que después se haga, o los químicos que diseñan el Napalm o la adición de plomo a la gasolina y luego tranquilo intranquiliza sus conciencias con la excusa de que ellos sólo han hecho ciencia, y por lo tanto, el uso o las implicaciones de sus descubrimientos, sólo les afecta, en función de que son humanos y los avances de la ciencia afectan a todos los humanos.

Los interesados ​​en las humanidades, no pueden hacer nada de todo esto, por la sencilla razón de que nunca pueden demostrar que, de los datos empíricos a la conclusión, todo ha seguido es un proceso interpretativo objetivo.

El Estudioso Objeto

Lo que si pueden o deben hacer, es re-convertirlo todo, en un proceso cognitivo positivista, en el que el propio investigador, sea el elemento que le dé cientificidad y garantía. De hecho, es él quien desde su subjetividad, es capaz de resaltar, especificar, definir y exponer el nexo lógico que une todo el proceso interpretativo, desde los datos a la conclusión o hipótesis.

    http://www.bbc.co.uk/history/trail/htd_history/historians/images/talk_epthompson.jpg [9]Hay por lo tanto, tal y como piensa el conocido historiador inglés EP Thompson, la necesidad y validez de una lógica a exponer y utilizar, por parte del investigador, que no tiene porque ser heredera de las ciencias naturales: «La lógica histórica no es lo mismo que los procedimientos disciplinarios de la física. La lógica histórica tampoco puede sujetarse a los mismos criterios que la lógica analítica, que es el discurso de la demostración propio del filósofo5 [10]«. Pero que no sea heredera, no implica que no pueda ser científica, en el sentido que exprese el proceso de una manera que permita su falsación, o la presentación de hipótesis alternativas, fundamentadas en los mismos elementos empíricos, y que permita, dado el caso, llegar a hipótesis de síntesis y se produzca de esta manera, un avance en el conocimiento. Citando otra vez a E.P. Thompson, «El discurso de la demostración de la disciplina histórica consiste en un diálogo entre concepto y dato empírico, diálogo conducido por hipòtesis succesivas, por un lado, e investigación empirica por el otro. El interrogador es la lógica histórica; el instrumento interrogativo una hipótesis; el que contesta es el dato empírico, con sus propiedades concretas.6 [11]«

Somos libres de elegir el proceso interpretativo que queramos, pero no podemos validarlo en función de nuestros prejuicios que la propaganda de la sociedad necesita establecer y que todos tenemos bien integrados, ni en función de un supuesto cientificismo objetivo, sino en función de nuestro juicio analítico personal, siempre y cuánto, esté claramente expuesto, pues es justamente la forma en que se interroga y se interpreta, lo que será expuesto a la crítica. No los datos empíricos que son objetivos (dejando de lado los errores) ni las conclusiones que son justamente eso, conclusiones o predicciones que pueden ser refutadas por los propios hechos. Es el propio investigador, con sus razonamientos analíticos y emocionales, es decir, con todas sus culturas interior y exterior, la herramienta interpretativa que mira la historia y que se expondrá al público, haciendo manifiesta la diferencia con la propaganda. Es el ser humano formado, y su forma de ser e interpretar los datos, lo que es importante a la hora de juzgar. Citando por última vez a E.P. Thompson «Es esta la lógica que constituye el tribunal de última instancia de la disciplina; adviertase bien, no ‘los datos empíricos’ por si mismos , sinó los datos empíricos interrogados de este modo7 [12]«.

¿Por qué debe ser un humano quien ‘interrogue’?

Los seres humanos somos unos ‘sistemas abiertos8 [13]‘, imposibles de enmarcar dentro de un conjunto cerrado, limpio de cualquier influencia externa, parametrizado con una serie de valores cardinales, y con todos los elementos constitutivos bien definidos, de forma que permitan la experimentación objetiva y la reproducción de los experimentos en diversos entornos. En nosotros, la calidad de los valores cardinales es importante y, la ordinalidad tiene unos límites difusos difíciles de precisar científicamente. Por ejemplo, en matemáticas o en física 5 Kg + 5 Kg = 10 Kg y (5-5)Kg + (5+5)Kg = 10 Kg. El resultado es idéntico. Pero cuando asignamos una calidad a estos valores, por ejemplo la cantidad de comida que destinamos a cada persona cada semana, No es lo mismo dar a la persona A = 5 Kg y a la persona B = 5 Kg que dar a la persona A = 0 Kg y a la B = 10 Kg. En el primer caso tenemos dos personas felices y en el segundo caso tenemos un cadáver y un gordo. Ni es lo mismo sacar medio litro de agua de un litro, si esta es la cantidad diaria de un rico veneciano del XVII, que además solo bebe vino, que si se extrae este medio litro de la cantidad diaria de una pobre familia campesina. Tampoco es lo mismo dudar de si en un espacio hay una o dos personas, cuando la persona es un indigente, un soldado, un rey o Mahoma. Ni es una simple variación escalar tener 20 telares en una ciudad, o tener 200. No es sólo un problema de aumentar proporcionalmente los inputs y out-puts, pues a pesar de lo que algunos economistas y otros profesionales han pensado durante mucho tiempo; no es una función lineal9 [14].

    Center for the Advancement of the Steady State Economy [15]Al tratar con sistemas abiertos e inestables como son los seres humanos y sus creaciones, y al querer forzarlos a encajar en unas fórmulas, nos encontramos que en muchos valores cardinales hay una componente cualitativa determinante y en los valores ordinales una imprecisión en sus límites, determinados por el contexto, que no se puede inferir de los propios datos ni se puede determinar con precisión su influencia en el sistema. Características que hacen aumentar la complejidad del sistema y su alcance, de una manera no lineal, pues el sistema pasa ser por definición indeterminado y, esto nos conduce hacia unos modelos con unas propiedades imprevisibles10 [16] que escapan a la parametrización ‘científica’ y peor aún, al nivel de matemáticas de la mayoría de estudiosos de las humanidades.

Un ejemplo muy claro. No es lo mismo reducir la cantidad de pan de una familia a la mitad, que reducir la cantidad de caviar a la mitad. Los dos son alimentos, pero entender la diferencia requiere un conocimiento cultural extra. Y este conocimiento, tampoco es garantía de una precisión absoluta, pues será diferente reducir las cantidades de pan y caviar en una familia que trabaja en la recogida del caviar, o hacerlo un día especial por que es una boda, o en una familia rica que casi no consume pan y si mucho caviar, o en una familia tan pobre que reducir el pan directamente les lleva a morir de hambre, etc, etc. Peor aún, dependiendo de la calidad de los valores sus resultados pueden variar linealmente, exponencialmente o aleatoriamente.

En resumen.

Al definir un sistema y unos valores que pretendan reproducir comportamientos y reacciones de un escenario social, los valores, cardinales pueden tener una componente cualitativa crucial, imposible de valorar sin conocer a priori el contexto e incluso en este caso, será imposible de determinar con certeza absoluta, que el resultado de las variaciones en los valores del sistema reproducirá con fidelidad los comportamientos y reacciones en el entorno real.

[17]Por lo tanto, la racionalidad científica no la podemos aplicar ni en la selección del escenario, ni en la interpretación de los resultados. De hecho, racionalmente y deductivamente, no podemos ni prever lo que ocurrirá.

Georgescu-Roegen comentó en una conocida obra «If economic growth involves qualitative transformations, the relationships among economic agents (such as enterprises, families, states, etc.) beyond a certain threshold, may give rise to the emergence of new structures, and new, even unforseen, processes11 [18]«. Georgescu-Roegen hace referencia al crecimiento económico, pero si el sistema es bastante complejo, y un solo ser humano es bastante complejo, lo podemos aplicar a cualquier alteración en la sociedad. Las funciones y vínculos en juego, en cada segundo y cada persona de nuestra historia y sociedad, son tan enormes, que no podemos pautarlas racionalmente, y al modificarlas, nunca podemos estar seguros de qué nuevas estructuras surgirán o qué efectos se producirán. Es imposible hacer una predicción exclusivamente deductiva lógico-científica.

Afortunadamente, los humanos no somos sólo seres racionales y, de hecho, en general la racionalidad ocupa una parte muy pequeña de nuestra experiencia vital. La selección de la pareja, los hijos, el estudiar historia, el dedicar tiempo a escribir esto o leerlo, o incluso el simple hecho de cruzar una calle, son actos que no podemos limitar, o encapsular en la razón instrumental. Las emociones y las sensaciones son también una parte muy importante del conocimiento que tenemos, y lo que adquirimos. Pensar que sólo podemos hacer predicciones en función del conocimiento ‘racional’ que tenemos, y aplicando las leyes de la ciencia que ya conocemos, es una suprema tontería. En muchos ámbitos de nuestra vida, podemos hacer predicciones mucho más precisas evitando utilizar, la lógica racional de la ciencia porque tenemos un conocimiento ‘no científico’ mucho más preciso La ciencia es sólo otro protocolo para adquirir conocimiento. Uno muy efectivo en algunos ámbitos, pero sólo un protocolo más. Sabemos mucho más y somos mucho más sabios de lo que la racionalidad pueda determinar pues tenemos muchos más conocimientos en nosotros, que lo que la racionalidad pueda expresar. Como decía M. Polanyi «we can know more than we can tell12 [19]«.

Lo que expresamos es tan sólo la parte formal de lo que realmente sentimos. Al investigar, incluso en el campo de las Ciencias Naturales, hay muchos pequeños fragmentos de conocimiento tácito -usando la terminología de Polany- que se reajustan y recomponen, para gestar un pre-modelo o teoría interior, que raramente se puede expresar racionalmente, pero que da el cuerpo básico al investigador, para que busque las ‘pruebas’ que demuestran sus presentimientos, sospechas o intuiciones. Es casi como decir que el cerebro, piensa antes que nosotros. Sin estos presentimientos, el investigador de las Ciencias Humanas, no podría avanzar ni un milímetro frente al mar de datos y momentos del pasado, o ante la magnitud de relaciones y comunicaciones que una sola persona crea o percibe en su día a día.

    www.flickr.com/photos/manchesterarchiveplus/5213045000/ [20]Es más, si llegáramos a la conclusión de que no es cierto la existencia de este Conocimiento Tácito, nos veríamos obligados a reconocer que la única ventaja que tendrá un ser humano que investiga, sobre una máquina que investiga, es que la máquina todavía no tiene un jefe, ha de presentar un ‘paper’ o busca una subvención, que la fuerce a investigar en una determinada área. Toda investigación necesita un conocimiento intuitivo básico que la arranque. Citando de nuevo a M. Polanyi: «To hold such knowledge is an act deeply committed to the conviction that there is something there to be discovered. It is personal, in the sense of involving the personality of him who holds it, and also in the sense of being, as a rule, solitary (…) The discoverer is filled with a compelling sense of responsibility for the pursuit of a hidden truth, which demands his services for revealing it. His act of knowing exercises a personal judgement in relating evidence to an external reality, an aspect of which he is seeking to apprehend13 [21]«. Y como toda persona, en su día a día, es un investigador de su realidad, toda persona debe aprender a confiar más en el conocimiento tácito, aunque éste no tenga el apoyo del conocimiento racional.

El objetivo de los Humanistas

Ahora bien, no hemos de entender el ‘Conocimiento Tácito’ como una excusa para que, a falta de una metodología o protocolo de investigación racional, se ‘haga lo que se quiera’. Este conocimiento intuitivo es la razón, o primera causa, para situar la lente (el marco conceptual) en donde queramos. Esto implica que la lente debe estar previamente definida y ser conocida por todos y tener la función de darle coherencia, que no quiere decir lógica racional, al inicio de la investigación. Por ejemplo, la historia observada con los ojos del historiador, nos permite ver los cambios y es función del historiador el resaltar estos cambios, descodificarlos, des-mitificar y ver si de ellos emergen pautas o mecanismos y, como se vinculan estos cambios con otros momentos de nuestra historia o con el momento presente, pero es imprescindible tener la intuición y la lente o marco conceptual, para contextualizar y sobre todo acotar, de entre los infinitos elementos a considerar, los que pueden ser relevantes para nuestra investigación.

[22]

Toda lente es valida, siempre y cuando tenga el apoyo de los datos empíricos, quede claro y sea público lo que ella define y, sus normas puedan ser cotejadas con nuevos datos empíricos para mostrar que funciona, es decir, que nos permite adquirir más conocimientos. Él como la utilizamos, es lo que escapa a la razón científica.

E. Hobsbawm considera que esta lente se debe construir a partir del materialismo històric «un proyecto así requiere un marco conceptual que permita el anàlisis de la historia. Dicho marco debe basarse en el único elemento de cambio direccional en el àmbito de la experiencia humana que resulta observable y objetivo, (…) a saber: la constante y creciente capacidad de la especie humana para controlar las fuerzas de la naturaleza por medio del esfuerzo físico y mental, la tecnológia y la organización de la producción. El aumento de la población mundial a lo largo de la historia (…) y el crecimiento de la producción y la capacidad productiva han demostrado su existencia14 [23]«. Esta lente materialista ha sido ciertamente una de las más utilizadas, pero a pesar de ser muy útil, creo que deja fuera masas elementos vitales en la comprensión de la historia y los seres humanos, como comenta Aldo Castellano, tiene cierta tendencia a dar preponderancia a la cultura material para sobre la digamos ‘cultura emocional’, es decir, el arte, la cultura, las emociones, etc. Tanto la lente más marxista como la más, llamémosle capitalista o teoría clásica, a veces parecen reducir a los hombres a racionales relaciones de producción; someter los comportamientos humanos, a la racionalidad de las ciencias exactas sin más. Pero los hombres, sin negar la parte de validez de estas concepciones, también tienen sentimientos y irracionalidad, es decir, conciencia. O. Barfield dice15 [24] que la historia es el despliegue de la conciencia humana. Un despliegue que nos lleva cada vez más, a ser conscientes de esta conciencia como individuos y como especie.

    HyperElias©WorldCatalogue [25]Norbert Elias lo expone así «El desarrollo del clan y la tribu hacia el Estado como principal unidad de supervivencia, condujo a que las personas particulares rompieran los lazos que les ataban de por vida a sus grupos pre-estatales. La transición hacia la supremacia del Estado sobre la tribu y el clan implicó un movimiento individualizador. Así, pues, el ascenso hacia la humanidad como unidad de supervivencia predominante implica también un movimiento individualizador16 [26]«.

Este movimiento de lo público a lo privado, del nosotros a la individualidad, y del clan a las estructuras e instituciones cada vez más globales, pienso que es un marco de trabajo mucho más potente. De todos modos, hay una consideración a hacer el planteamiento de Norbert Elias, y es que no es un movimiento unidireccional del público a lo privado, sino una nueva gestación de lo público en lo privado. Una nueva relación que se retroalimenta desde una profundización en la Cultura Interior de cada persona, hacia una ampliación enorme de la Cultura Exterior de cada persona. Las tecnologías (escritura, papiros, libros, imprenta, motores, medios de comunicación, revolución digital, redes sociales, smartphonnes) han ido enriqueciendo el universo individual del ser humano y al mismo tiempo haciendo más público lo privado de cada uno.

Conclusión

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En el siglo XXI la nueva lente que debemos utilizar para analizar el ser humano, imposibilita que una sola persona pueda abarcar en él toda la investigación. El hombre, al igual que su objeto de estudio, tiene que hacerse público y dejar que entre en su lente el economista, el biólogo, el sociólogo, el matemático, el psicólogo, el lingüista, etc y también , sobre todo, el simple aficionado, con todo lo que conforma su Cultura Exterior. Si forma parte de tu cultura, es parte de tu Cultura Exterior. Si es parte de tu Cultura Exterior es parte de ti por lo tanto, aunque no es imprescindible, es mejor que lo integres y sepas utilizarlo.

En nuestra sociedad, ya no es lo público quien invade el privado, como era en Grecia, sino que son los privados de la gente que nos invaden, y nos vinculan, públicamente. No es el clan, o la ciudad, o el linaje, o la tradición, o el Estado o incluso el mercado quien invade nuestra privacidad, sino un tuit del amigo que dice que se va a comer macarrones , y te lo dice a ti y potencialmente a millones de personas. Y este nuevo potencial es el que debe utilizarse. La sociedad en todo el mundo lo está utilizando y en todos los aspectos de su vida. Se utiliza para decir que te ha gustado una obra de teatro o para hacer la revolución en tu país. Pero las ciencias humanas parecen bastante reacios a utilizarlo.

[28]Sólo transversalmente y desde la red, se puede tener suficiente capacidad para abastecer la inmensa malla de relaciones, hechos, datos, micro-historias y vínculos de cualquier momento de nuestra historia y, sólo sumando culturas se puede tener una amplia aproximación a los diferentes aspectos de otras culturas. Debemos dejar atrás el egocentrismo y la privacidad, y aceptar que somos parte de la Cultura Exterior de otras personas y que las otras personas son parte de nosotros. Por lo tanto, nuestra privacidad ha dejado, en la mayoría de aspectos, de existir. Sólo haciéndonos públicos podemos progresar y, hacerse público significa, aceptar el ser datos de los demás y herramientas por los demás, e incluir, tantos ojos y culturas en nuestro estudio, como sea posible. Dejar y facilitar que los psicólogos, sociólogos, economistas, matemáticos, informáticos, antropólogos, ingenieros, especialistas en estadística o demografía, médicos, físicos, etc se sumen a nuestra mente y eso quiere decir, estudiar, investigar e interpretar de una manera abierta para que tu mente sea un marco apropiado para que otros investiguen y aporten conocimientos.

Si nos cerramos en el lenguaje críptico, la privacidad y el sectarismo no podremos sacar partido de las aportaciones de otras personas. Y los aficionados?, Éstos se pueden convertir en la verdadera fuerza bruta re-creadora. Su apoyo es imprescindible debido la ingente capacidad de procesamiento de la información que pueden aportar cada persona con la tecnología a su alcance. La tecnología nos ofrece esta posibilidad al ponernos en contacto con tanta gente como queramos y ofrecernos las herramientas informáticas apropiadas, lo que hace falta es que sepamos sacarle partido. La astronomía ya lo hace, aprendamos de ellos.

En realidad, todo se resume en cuatro aspectos relativamente sencillos, pero a veces difíciles de aplicar, por que nos obligan a cambiar a nosotros mismos pues tenemos que dejar de invertir tanto en el fruto de nuestro trabajo e invertir más en la persona que somos:

  1. Más tacto con las otras personas. Tenemos que aprender a conectar con el resto de personas y esto requiere empatía y adquirir el conocimiento necesario para saber tratar bien y saber valorar a las demás personas. La calidad de la persona y la del científico no pueden ir por caminos diferentes. Mejorar académicamente y olvidarse de mejorar humanamente es un error, porque ahora hemos de integrar a las personas en nuestra carrera académica. Somos parte de las otras personas y ellas son parte de nosotros.
  2. Más flexibilidad y humildad. Debemos entender que las personas estudiadas y las personas que nos ayudan, son también parte de una red de vínculos, que no podemos conocer totalmente, ni sacarle todo el partido que prevemos, ni forzar en nuestro provecho. Pero que siempre pueden aportar más y diferente de lo que hemos planificado. Quizás en ese momento, para la otra persona es más importante la fiebre de su hijo o el programa de TV, pero también quizás por que en ese momento esa persona está más pendiente de la fiebre de su hijo, la investigación o la reflexión puede ir por un camino diferente del que todos los académicos están utilizando. Hay demasiado conocimiento que no podemos pautar y hemos de ser humildes para dejar que fluya y para equivocarnos. La indeterminación, la acción y el aprender del error han de entrar en nuestra manera de trabajar. Lo que estudiamos y la manera como lo estudiamos, ya no son piedras para construir una torre del conocimiento, sino aromas y esencias para llenar un espacio compartido. No te encierres en una torre; llena tu espacio de un aroma que atraiga a los otros.
  3. Menos muros. Tenemos que saber compartir el conocimiento y buscar apoyo en otros profesionales y personas. Tenemos que saber preparar el material, epistemológicamente y terminológicamente, para que sea accesible a otros profesionales y tener los mínimos conocimientos para poder compartir con los demás profesionales sus conocimientos. Quizás dedicar menos tiempo a la propia especialidad y saber un poco más de las otras no nos vendría mal.
  4. Menos miedos. La privacidad se pierde y todo el fruto de nuestra creación será copiado y reproducido en el mundo digital, sin tu permiso y además mal copiado. Otros se lo adjudicarán y acreditarán. Incluso conseguirán un trabajo o subvención con tu trabajo. Es inevitable. Por lo tanto hemos de perder el miedo y recordar que la inversión más importante no es Tu Trabajo, sino Tu Persona. La Persona es la que da garantía al trabajo y es imposible de copiar. Recuerda, en el mundo actual, casi todo se puede copiar o robar, pero también casi todo se puede acreditar quien lo publicó primero. Si utilizas el trabajo de otros, te descubrirán, y si pierdes la confianza de los otros, tu persona ya no será garantía de nada, que es como decir, que tu trabajo ya no tendrá ninguna garantía. Volvamos a un sistema donde la confianza y los valores tengan sentido y dejaremos de tener miedo de la copia.

La persona interesada en el estudio del ser humano, tiene que saber ver al mismo tiempo, el bosque, y la pequeña hoja del árbol que acaba de coger una enfermedad y que quizá cambiará todo el bosque. Para ello, necesita muchos ojos mirando cada hoja del bosque, cada rama, cada piedra, cada planta, cada árbol, cada bosque. Muchos conocimientos diferentes, detrás de todos los ojos, aproximándose desde diferentes ángulos pero reunidos bajo una misma batuta.

Los griegos usaban la palabra idiota (ἰδιώτης) para referirse a aquellos que no participaban del ámbito público, y se concentraban sólo en en su propia privacidad. No era una palabra despectiva, era más bien una palabra de lástima, porque consideraban que los idiotas, no tenían la capacidad de ver que la verdadera riqueza no estaba en centrarse en uno mismo, sino en comprender y ser participes de toda la sociedad. Recuperando este sentido, podríamos decir:

En el estudio del hombre, no se puede ser idiota…

… y si eres un NeoHumanista, menos.

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1 [29] P.50 E. Hobsbawm Sobre la Historia. Edi. Crítica.Barcelona 2002

2 [30] p.37 Clifford Geertz Reflexiones antropológicas sobre temas filosóficos

3 [31] p.667 Harold D. Lasswell. The Theory of Political Propaganda

4 [32] El historiador Ernest Renan llegó a decir: «Olvidar, incluido interpretar mal la historia, es un factor esencial en la formación de una nación, motivo por el cual, el progreso de los estudios históricos es a menudo un peligro para la Nacionalidad» y en el prólogo de la Revue Historique, sus creadores dijeron «Estudiar el PASADO de Francia es una Cuestión de importancia nacional, que nos permitirá devolver a Nuestro país la unidad y la Fuerza moral que necesita».

5 [33] p.66 La lógica de la historia «de E.. P. Thompson. Capítulo VII del libro Miseria de la Teoría, Crítica, 1981

6 [34] p.67 La lógica de la historia «de E.. P. Thompson. Capítulo VII del libro Miseria de la Teoría, Crítica, 1981

7 [35] p.68 La lógica de la historia «de E.. P. Thompson. Capítulo VII del libro Miseria de la Teoría, Crítica, 1981

8 [36] p.28 Edgar Morin. Introducción al pensamiento complejo. Dos consecuencias capitales se desprenden, entonces, de la idea de sistema abierto: la primera es que las leyes de organización de lo viviente no son de equilibrio, sino de desequilibrio, retomado o compensado, de dinamismo estabilizado. La segunda consecuencia, quizá más importante aún, es que la inteligibilidad del sistema debe encontrarse no solamente en el sistema mismo, sino también en su relación con el ambiente, y esa relación no es una simple dependencia, sino que es constitutiva del sistema.

9 [37] Georgescu-Roegen. p.35.If the  production factors present some “qualitative residual”, the process will in no way be indifferent to scale, and hence the formula that describs it will generally be non linear. From Boeconomics to Degrowth

10 [38] P. W. Anderson (Science 72 ‘More is different’) «a new type of property emerges for every new level of complexity.»

11 [39] p.19 From Boeconomics tono Degrowth. Georgescu-Roegen s «new Economics» in eight essays

12 [40] p.4 Michael Polanyi (1967 The Tácito Dimension)

13 [41] p.24 Polanyi 1967: Polanyi, Michael (1967) The Tácito Dimension, New York: Anchor Books

14 [42] p.45 Eric Hobsbawm «El presente como historia». Sobre la Historia, Crítica, 1998

15 [43] Barfield, O. «The rediscovery of meaning.» Adventures of the Mind.Saturday Evening Post.vol. 1.N.Y: Knopf, 1961

16 [44] p.269 Norbert Elias. La Sociedad de los individuos. Edi. Peninsula. Barcelona