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Persona y Sociedad – 3

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3- El conocimiento en el Grupo

Las relaciones interpersonales juegan un papel clave en el desarrollo general de un individuo dentro de un grupo. A través de estas relaciones el individuo obtiene una importante retroalimentación social que refuerza su adaptación en el grupo. Al relacionarnos, obtenemos conocimiento de los otros pero también, por el modo en que los otros nos ven, obtenemos conocimiento sobre nosotros mismos. Ajustamos nuestra manera de ser y el tipo de vínculos que establecemos, en función de este conocimiento.

Cuando una institución intermedia entre las personas, esta actúa como una caja negra que recibe unos inputs de unas personas, procesa la información y emite unas directrices o pautas a seguir. De este modo, las personas que utilizan la institución para gestionar algo, ya no tienen que responsabilizarse de la gestión de esa actuación, hay unas pautas a seguir. Pero en el proceso natural de interactuar y comunicarse que hasta este momento establecían las personas, ahora hay un filtro que desdibuja el conocimiento que las personas anteriormente adquirían por el mero hecho de comunicarse para gestionar esa actuación. La institución amplifica el canal racional y bloquea el canal emocional. Por lo tanto, se hace más difícil para las personas vinculadas a través de una institución el obtener una buena comprensión de los demás.

Por ejemplo, supongamos que cada mañana te responsabilizas de despertar a tu familia. Al hacer esto todas las mañanas aprendes sus reacciones y la forma en la que tienes que actuar para despertar a cada miembro de la familia. Aprendes a distinguir quien necesita un poco más de sueño, si alguien se despierta solo con abrir la puerta, cuando alguno ha tenido una noche turbulenta o si alguien siempre duerme como un ángel. Además, también aprendes a sentir como afecta a tu estado si alguien se despierta de mal humor, o parece imposible sacarlo de la cama o si alguien se levanta con una sonrisa y te da un beso, etc. Interaccionar con la gente te da conocimiento sobre las personas y sobre ti mismo. Y puedes utilizar este conocimiento para modular los vínculos y mejorar tu forma de ser en el grupo

Ahora te relevamos de esta tarea pues vamos a crear la siguiente institución:

«Todo el mundo tiene que levantarse a las siete de la mañana utilizando el despertador que hemos comprado”.
Tenemos una institución: “A las siete todos despiertos”. Ya nadie tiene que levantarse más temprano, ni pasar por todas las habitaciones y aguantar los diferentes despertares de cada persona. Ahora tu, que realizabas esta tarea, tienes más tiempo libre para dormir, invertir en otras cosas o en no hacer nada, eso es maravilloso!

Por otro lado, pierdes un conocimiento sobre los demás y sobre tu mismo que cada mañana adquirías. Ahora al desayunar, cuando coincides con el resto de familia, hay una parte de la vida de los demás que ya no compartes; estás un poco más aislado.

Cuando hay pocas instituciones entre la gente de un grupo, la perdida de conocimiento y el incremento en la soledad son insignificantes y rápidamente se pueden compensar interactuando de otras maneras, pero cuantas mas instituciones creamos más complejas estas son y más filtros se van añadiendo a los vinculos que las personas pueden tener; y por lo tanto, la soledad avanza. Si el espacio interpersonal se llena de instituciones, te aislas de los demás.

Lo mismo sucede en un grupo más grande como puede ser nuestra sociedad. La institucionalización de un aspecto de la vida libera a las personas de algunas tareas sociales, pero dificulta a la gente el entender cómo y por qué las otras personas actúan de una manera determinada. Y los lazos de confianza se debilitan ante esta falta de conocimiento. Al mismo tiempo, la institución pasa a ser un elemento clave en la solidez de los vínculos del grupo pues no solo facilita la vida en común, además ayuda a definir al grupo. Es decir a causa de una institución como un rey, una constitución, una tradición, una lengua, una moneda, una ley, una religión, etc las personas pueden ser etiquetados como miembros de un grupo concreto.

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4 – Conocimiento sin Emociones

El proceso de institucionalización de una sociedad aumenta su complejidad y sus posibilidades pues facilita la realización de las tareas en grupos muy numerosos y permite a las personas asumir objetivos más ambiciosos y complejos. El precio a pagar es un incremento en la des-humanización pues el espacio interpersonal empieza a llenarse de instituciones. Las personas, privadas de un buen conocimiento de sus compañeros, tienen tendencia a desconfiar los unos de los otros. Sin confianza se rompen los vínculos y la sociedad, economía incluida, se ve amenazada. Aparecen la soledad, la des-confianza y el miedo.

4.1 – Confianza institucional

Para contrarrestar estos peligros, desde las instituciones se asumen nuevas funciones o se crean ex profeso nuevas instituciones. Su objetivo es compensar la necesidad biológica de la gente de confiar en alguien, desplazando esas necesidades de las personas a las propias instituciones (un rey, un pais, un equipo, una empresa, una ideología). De este modo, las personas ya no han de conocer a sus conciudadanos y establecer lazos de confianza entre ellos para mantener al grupo unido. Ahora la cohesión del grupo depende de que pongan su confianza en el Rey, o la Constitución, o el Primer Ministro, o los libros sagrados, o el partido político de su preferencia, etc. La cohesión del grupo no la determina la confianza en los conciudadanos sino que viene determinada por la confianza en las instituciones del grupo. Esto es positivo pues facilita la vida en grandes sociedades. Ya no es necesario conocer a todo el mundo, para vivir sin miedo en sociedad. Las instituciones ya no son solo una característica del grupo como comentamos anteriormente, ahora además son un referente.

Cuando se mantiene un equilibrio entre relaciones interpersonales y confianza en las instituciones la vida en sociedad funciona correctamente porque se mimetiza la manera natural de comunicarse que tiene la gente: un canal racional y un canal emocional. Si las instituciones empiezan a interferir en todo el espacio interpersonal y anulan las relaciones humanas, aparentemente la sociedad se vuelve más productiva y eficiente, pero esta instrumentalización social conduce al desastre. Sin red de vínculos humanos la cohesión depende puramente de las instituciones. Cuando la cohesión depende del marco institucional la posible desconfianza en las instituciones del grupo o su ineficacia amenaza la cohesión del grupo pues ya no hay vínculos fuertes entre las personas que sustituyan su función cohesionadora. Cualquier amenaza a las instituciones del grupo se convierte por lo tanto en una amenaza a la misma existencia del grupo y debe ser controlada. El grupo pasa a estar sometido a una dictadura institucional donde no se permite la crítica al aparato institucional.

4.2. – Soporte Institucional
Las instituciones no siempre crean vínculos institucionales. Cuando el vínculo entre las personas todavía existe, pero quizás es débil porque no hay conocimiento suficiente sobre los demás, entonces la institución tiene la función de reforzarlo. Es el caso del matrimonio, el heredero, los títulos académicos, los estándares de la educación, las fraternidades, los clubes, etc. En estos casos la confianza se consigue con la combinación del conocimiento directo y emocional, más el conocimiento racional que nos proporcionan las instituciones. Por ejemplo para confirmar que alguien sabe mucho acerca de un tema, puedes conocer a la persona o puedes informarte de que tiene un doctorado en esa especialidad. Para saber si alguien está todavía enamorado de otra persona, puedes conocer a la persona o puedes informarte de si todavía están casados, etc. Ninguno de los dos canales te asegura un conocimiento absoluto, pero la combinación de ambos suma.

Las instituciones, cuando crean o refuerza los vínculos ayudan a mantener unido al grupo, pero las instituciones no son seres humanos. El conocimiento que tienen sobre las personas son meros datos; números, no emociones o sentimientos. Por lo tanto, no pueden sustituir a las relaciones humanas. Pueden crear o reforzar las relaciones, sí, y hacen un trabajo impresionante para mantener unidos a los grupos con muchas personas, pero no pueden sustituir totalmente a las relaciones humanas.

Las instituciones priorizan sus propios intereses y trabajan de una manera racional y homogénea, independientemente de la diversidad emocional de las personas. La norma por definición no puede ser particular.

Por ejemplo : En un autobús el ofrecer el asiento a un anciano es una norma de cortesía. Este acto crea lazos de gratitud y altruismo en el grupo y hace la vida más fácil para las personas mayores. Pero esta tradición tiene que complementar o reforzar el impulso natural para ayudar. Si la única razón para ofrecer el asiento a una persona mayor es que la norma nos obliga a hacerlo, entonces estamos frente a un problema social, pues estamos cosificando a las personas y deshumanizando la sociedad. Lo importante pasará a ser “La Institución”. Que incluye y que no incluye la norma, las excepciones, quien aplica la norma, que multa nos imponen, etc. cuando de hecho lo único importante era la razón de la existencia de la norma, esto es: facilitar la vida a otra persona.

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