Confiábamos que gracias a un Dios podríamos crear una sociedad más justa y feliz.
No fue así, y lo matamos.
Confiábamos que héroes y profetas liderarían una sociedad más justa y feliz.
No fue así, y los olvidamos.
Confiábamos que la jerarquía y el orden sagrado nos conducirían a una sociedad más justa y feliz.
No fue así, y le cortamos la cabeza al Rey.
Confiábamos que la libertad permitiría crear una sociedad más justa y feliz.
No fue así, y decapitamos a los revolucionarios.
Confiábamos que gracias al comercio podríamos crear una sociedad más justa y feliz.
No fue así, y nos empobrecimos en todos los sentidos.
Confiábamos que la revolución traería una sociedad más justa y feliz.
No fue así y fusilamos a sus líderes.
Confiábamos que el progreso permitiría crear una sociedad más justa y feliz.
No fue así y ridiculizamos a sus pensadores e idealistas.
En fin, confiábamos que las ideologías, el capitalismo, la democracia, la economía, y los grandes genios, pensadores y estrategas nos conducirían a un mundo más justo y feliz …. Y no ha sido así.
Ahora algunas personas se indignan y dicen que ya no confían en el progreso, ni en los políticos, ni en la democracia, ni en las ideologías, ni en Dios, ni en la economía … Dicen que no confían en nada ni en nadie.! Se sienten engañados, tristes, decepcionados y creen que razones no les faltan.
Quizás deberíamos dejar de confiar en ‘los otros’ y empezar a confiar en nosotros.
Porque a pesar del pesimismo que hay en nuestra sociedad, los seres humanos hemos hecho mucho en muy poco tiempo. Es evidente que no es suficiente, pero adoptemos un poco de perspectiva.
Hace unos 200.000 años que somos anatómicamente idénticos pero:
- – Hace tan sólo 2.000 años la esclavitud era incuestionable.
- – Hace 1.000 años, el hombre más poderoso del mundo no podía hacer nada contra un dolor de muelas moría por un simple flemón dental.
- – Hace 300 años se quemaban brujas y herejes.
- – Hace menos de 200 años los negros, chinos, mulatos, etc. eran considerados seres inferiores.
- – Hace poco más de cien años se pasaron las primeras leyes como la Factory Acts en el RU, para prohibir la explotación laboral de los niños de cuatro y cinco años.
- – Hace menos de cien años que se prohibió la explotación infantil, hasta los doce años.
- – Setenta años atrás, muchos jóvenes pensaban que lo mejor que les podía ocurrir era morir por su bandera corriendo entre campos de espigas de trigo, con la bayoneta calada, ansiosos de matar a otro joven de otro país.
- – Hace muy poco que en Europa gaseábamos millones de judíos, gitanos, homosexuales , etc. Tan poco tiempo que algunos de nuestros abuelos fueron participes del acto.
- – Hace menos de cincuenta años las mujeres no podían votar en países tan modernos como Suiza.
- – Hace muy pocos años que consideramos que no hay justificación para la violencia de género.
Podríamos seguir con muchos otros ejemplos, pero lo importante de estos datos es destacar que hace menos del uno por ciento de nuestra historia que hemos empezado a cambiar, y poco más del cero coma uno por ciento que hemos empezado a encontrar un sistema social relativamente equitativo.
Tenemos que eliminar esta necesidad de encontrar a un mesías, genio, gran poder o ideología total que nos ofrezca la solución perfecta a todos nuestros males y empezar a valorar la importancia de la confianza en las personas. En personas que quizás no nos prometan arreglar todos los problemas del cielo y la tierra, pero tengan voluntad y humildad para ayudar a resolver los problemas que cada día, por el hecho de vivir en sociedad tenemos. Necesitamos confiar en personas que asuman responsabilidad.
Encontrar personas en quien confiar y aprender a confiar en las personas, no implica que debamos abandonar nuestro sistema socio-económico e irnos a vivir a una comuna o a la selva. La voluntad de querer ganar dinero para aumentar las comodidades en esta vida está bien, pero sin olvidar que el dinero no es lo que nos hace humanos, sino las relaciones y confianza que podemos tener los unos con los otros.
La confianza nos vincula con las otras personas e interviene en todas las interacciones humanas. Sin confianza todo lo demás se hunde; incluida la economía y la política.
Pero es prácticamente imposible confiar en las personas sin conocerlas. Y en un mundo como el nuestro en el que se nos obliga a institucionalizar todas las relaciones es muy difícil conocer a las otras personas. Se nos convierte en números, epígrafes fiscales, clientes, etc y abogados, funcionarios o técnicos se encargan de dirigir nuestras vidas bajo el imperio de la ley y la norma. Todos aislados, todos controlados, todos tutelados por las Instituciones.
Las instituciones son importantes pero son meras construcciones racionales que nunca pueden substituir a las personas. No hemos de disponer de más Instituciones para ayudarnos a gestionar y solucionar los problemas, lo que necesitamos es asumir la responsabilidad de nuestra propia gestión. Actuar y errar, para aprender y volver a actuar. Solo asi es posible reducir la dependencia que tenemos de las instituciones y purgar nuestro sistema de todas aquellas Instituciones que lo deshumanizan. Porque al fin y al cabo, nuestro sistema es todavía una de nuestras mejores creaciones.
– Tenemos un sociedad del bienestar que funciona relativamente bien, si le sacamos la corrupción de las instituciones inútiles y nos centramos en sus buenos políticos y gestores.
– Tenemos un sistema educativo que funciona relativamente bien, si le sacábamos la apatía de las instituciones inútiles y nos centramos en los buenos profesores.
– Tenemos una ciencia que funciona relativamente bien, si le sacábamos la influencia de las instituciones inútiles y nos centramos en las investigaciones que mejoran la vida de los humanos.
– Tenemos un sistema económico que funciona relativamente bien, si le sacábamos la voracidad de las instituciones inútiles que sólo piensan en la explotación de los más pobres e ignorantes
– Tenemos un sistema financiero que funciona relativamente bien, si le sacábamos la manipulación de las instituciones inútiles que sólo piensan en la especulación exagerada y en obtener el máximo margen de beneficios.
– Tenemos un sistema administrativo que funciona relativamente bien, si le sacamos la lacra de las Institituciones inútiles que sólo pretenden ser refugio de altos funcionarios y políticos inútiles.
Tenemos una gran capacidad de mejora y lo que nuestro sistema necesita es una mejora. Es un buen momento para dejar de obsesionarnos por encontrar en quién o en que confiar, y empezar a confiar en las personas, sin Instituciones inútiles, ni ídolos o salvadores que nos hagan de intermediarios, todos somos parte del sistema a mejorar.
Ahora es un buen momento para aprender a confiar, sin presuponer que todo el mundo es bueno, pero tampoco que todas las personas son malas.
Todos nosotros, tan buenos como nos creemos, alguna vez también hemos actuado mal, y seguimos confiando en nosotros.