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Contra la Igualdad 2ª Parte ESP

Recapitulemos

La proclama o grito !Igualdad¡, ha sido el motor que ha permitido grandes avances en la construcción de una sociedad más justa; pero el concepto de “La lucha por la igualdad” es mera propaganda institucional. No es real. Lo que existe, es la lucha contra la discriminación que las diferencias puedan producir, porque la sociedad está formada por individuos únicos. No hay voluntdad de ser todos iguales. Como dijo Norbert Elias: “La sociedad no es únicamente lo igualador y lo tipificador, sino también lo individualizador.1

Las personas somos todas diferentes, y en estas diferencias está nuestra riqueza y uno de los motores que nos hace avanzar como sociedad, ya que en un sentido amplio, el que existan diferencias esenciales entre las personas, es lo que contribuye en nuestra cultura, a la comprensión del mundo y de nuestro sitio en él. Sin diferencias no hay avances, errores, cambios, comparación, valoración, progreso. Sin diferencias hay estancamiento y muerte, porque no tenemos cambios, ni comunicación.

Dice Mary O. Wiemann2 que cuando queremos establecer comunicación con alguien, cuando queremos relacionarnos, tenemos que conocer a esa persona y esa persona tiene que conocer quienes somos. La forma en que ambos lograremos este primer conocimiento es a través de la autopresentación que nos permite vernos y compararnos con el otro. Ver las diferencias y similitudes respecto a uno mismo, y es una manera de comparar, valorar e interesarse en comunicarse. Yo puedo quererme mucho, pero si me encuentro con mi doble exacto, en todos los aspectos, no necesitare comunicarme con él, pues ya lo sabre todo de él y nada me aportará.

Sin diferencias, no hay comparación, no hay cambio, no hay conocimiento, no hay vida.

La diferencia y la capacidad de comparación son la sal de la vida; pero al igual que con la sal, si te excedes, arruinas el plato.

Paul Krugman, Laureate of the Sveriges Riksbank Prize in Economic Sciences in Memory of Alfred Nobel 2008 at a press conference at the Swedish Academy of Science in Stockholm. Author Prolineserver (talk)Entre las personas, no hay un intento o interés de imponer la igualdad per se. Tan solo hay un interés en superar la diferencia que perjudica, creando herramientas sociales y culturales que nos ayuden a que esta diferencia, no sea causa de discriminación, en la sociedad en que vivimos. Como dijo Paul Krugman en el artículo del Ney York Times «More Thoughts on Equality of Opportunity» «we should try to create the society each of us would want if we didn’t know in advance who we’d be«. Pero no podemos olvidar que, para facilitar la gestión de la vida en sociedad, hemos creado las Instituciones y, a través de ellas, es como construimos las herramientas que permiten que, la expresión de la diferencia, no resulte discriminatoria.

Instituciones Igualadoras

La lucha contra la discriminación puede nacer de unas convicciones morales innatas, o de una ética idealizada, pero siempre se formalizará, en nuestra sociedad, como una Institución. Grave inconveniente porque para las Instituciones, la diferencia es un problema. La igualdad es un concepto que les funciona mucho mejor, pues les allana el camino en su voluntad de homogeneizar y clasificar a las personas. La igualdad les facilita la gestión y su propia supervivencia. Esto no tendría que ser un inconveniente tan grave; de hecho, las Instituciones son creaciones de las personas, no la revés, y por lo tanto, las Instituciones están al servicio de las personas y la sociedad que las ha creado. Las Instituciones no son un Hall 9000, no tienen ningún tipo de inteligencia propio que les empuje a enfrentarse a los hombres, ni tienen un mandato divino que las haga superiores a los hombres. El problema es que, nosotros les hemos obligado a tomar este rol de gran poder, les hemos hecho actuar como si fuesen superiores a las personas, porque hemos renunciado a participar activamente en la vida pública, dejando nuestra representación en sus manos, sin ni tan siquiera pretender controlar lo que hacen. Las personas no tenemos tanto tiempo, energía, recursos e interés como las instituciones para preocuparnos por la sociedad, y por lo tanto simplemente hemos desistido. Hemos tirado la toalla o más bien, nos hemos abandonado a los brazos de las instituciones, para que nos cuiden y se preocupen de nuestro bienestar. Son nuestros robots socio-culturales, pero sin los tres principios3 de la robótica.

Slums and high rise commercial buildings in Cochin, India. author http://www.flickr.com/photos/eenthappana/La Constitución, la administración del Estado, el ayuntamiento, Microsoft, Google, la fundación o el partido que sea, el banco o el código penal, hacienda, etc… entre unos y otros han asumido, metafóricamente hablando, el papel de cuidadores y gestores de los seres humanos. Son papas y mamas, policías y amigos, custodios y garantes, mediadores y luchadores. Roles y funciones que las Instituciones teóricamente no deberían asumir sin nuestro control, porque no son humanas.

En el caso que nos ocupa, cuando las Instituciones mandan, la igualdad que buscarán y utilizarán será la que más les beneficía. La igualdad que homogeneiza y deshumaniza; no la que ayuda a expresar las diferencias. La igualdad institucional, sin emociones, sentimientos, empatía y atención a la diferencia, es la que beneficia a las instituciones, porque les permite ejercer de una manera más eficaz los roles que les hemos asignado; aunque una gestión más eficaz no significa mejor y más humana para las personas.

Debemos recuperar el concepto de igualdad, rescatarlo de las Instituciones, para que, sin eliminar su implicación de lucha contra la discriminación, deje de ser utilizado como herramienta para deshumanizarnos. Hemos de recuperar la importancia de la diferencia que nos hace humanos.

Yo no soy mi vecino

Supongamos que el el Gobierno quiere hacer una campaña para que las personas conduzcan con más precaución, y así poder reducir los accidentes de tránsito.

Hoy en día, la manera de proceder de la administración consiste en determinar que grupos de conductores hay y diseñar una campaña enfocada al grupo en el que se produzcan más accidentes. Por ejemplo, el de los conductores jóvenes. Dentro de este grupo, existirán jóvenes que conduzcan muy bien y jóvenes absolutamente desquiciados, pero todos serán teóricos receptores del mensaje.

# Beschreibung: Fernsehgerät HF 1, 1958      * Hersteller: Max Braun, Frankfurt a.M., Deutschland     * Herbert Hirche 1910-2002  # Fotograf: Oliver Kurmis # Quelle: selbst fotografiert, Pinakothek der Moderne, MünchenLa campaña se hará pública posiblemente en un anuncio de televisión pensado para ser emitido en los programas que en teoría los jóvenes miran. Cuando el anuncio empiece a emitirse, será recibido por algunos jóvenes, sin importar lo bien o mal que conduzcan, y por las otras personas que también estén viendo el programa, independientemente de que conduzcan o no. Todos serán receptores del anunció y todos tendrán que visionarlo cientos de veces, aunque quizás existan miles de jóvenes que conducen fatal, que no mirarán esos programas de televisión y por lo tanto no verán ni un sólo anuncio.

Al cabo de un mes de campaña televisiva, tendremos a miles de personas sin carnet de conducir o que conducen bien, aburridas de ver el anuncio cientos de veces y, miles de pésimos conductores, que no habrán visto ni un solo anuncio, porque no mirarán la tele, son de otra franja de edad o no se considerarán receptores de esos anuncios.

Trabajar y planificar basándonos en la igualdad y los cuatro o cinco grupos que está permitido hacer, tiene este problema. Sería mucho mejor, si quien crease la campaña, pudiese dirigirse a cada conductor peligroso y, adaptar el mensaje a esa persona en concreto. El Estado podría de este modo, evitar tener que impactar a toda la población, con anuncios o mensajes dirigidos a unos pocos.

Esto implicaría renunciar a trabajar con grandes grupos iguales y empezar a trabajar en función de las diferencias entre las diversas personas; es decir, tendrían que estudiar a cada persona individualmente. Pues para determinar que el conductor X ha de ser receptor del anunció, porque conduce fatal, es inevitable tener que conocer que el conductor Y conduce mejor, y que no ha de ser receptor del anunció. Se vuelve imprescindible por lo tanto, el conocer cómo es la persona; que le interesa, cuales son sus debilidades, virtudes y defectos, si está pasando un mal día o si es feliz, si se aburre o tiene muchas ganas de vivir, etc. Es necesario investigar muy bien a las personas para conocer sus diferencias significativas.

¿Se sentiría usted seguro, con la administración del estado investigándole de una manera tan exhaustiva?.

Lamentablemente la mayoría de las personas no nos sentiríamos nada seguras. Es más, a muchos nos entraría pánico.

El monstruo

image from http://www.netcharles.com/orwell/ext/275.htmEl hecho de ser tratados todos de la misma forma, sin tener en cuenta nuestras particularidades, nos deshumaniza y nos hace sentir simples números, sin ningún valor para nuestras administraciones y empresas. Pero si damos a las Instituciones la oportunidad de conseguir la suficiente información sobre nosotros, para que puedan conocernos perfectamente4, posiblemente será un desastre, pues existe la posibilidad de que se utilice este conocimiento para manipular mejor a la sociedad. De hecho, podemos dejarnos de supuestos educados y afirmar que con la estructura actual de la administración del Estado y de Europa esto, es exactamente lo que ocurriría, ‘Un Big Brother’ Moderno , porque esta es la manera de actuar que tienen hoy en día las Instituciones. La información es poder y este poder será utilizado por las Instituciones para protegerse mejor y controlarnos con más eficacia. El conocimiento de la diferencia será utilizado para desactivar aún más el posible peligro que la acción personal e individual tiene en una sociedad institucionalizada. Para las instituciones, nuestra voluntad de individualidad, sigue siendo vista como algo peligroso de gestionar y por mucho que se maquille, nunca se utiliza a favor nuestro, sino en contra nuestro.

Esto es algo que más o menos todas las personas notamos instintivamente. Cuando un organismo o institución nos hace llenar un formulario con información personal, nos volvemos suspicaces con todo aquello que creamos, que no les interesa. Somos absolutamente reacios a dar un solo bit de información más, del que el formulario exija, incluso si podemos, sabotearemos un poquito la información. No nos gusta que las empresas o la administración del estado sepan demasiadas cosas sobre nosotros. Pero obviamente, cuanto menos sepan, peor podrán adecuar su actuación a nuestras necesidades. Queremos unas instituciones respetuosas y eficientes con las particularidades de cada personas, pero sin que sepan nada de cada persona.

Aunque esto parezca una contradicción, hoy en día, es la única forma de actuar. Dar información a las Instituciones sobre las personas, sin tener ningún control sobre las instituciones, es despertar el monstruo del estado policial que nos controla a todos; el gran hermano que todo lo ve; la administración que nos roba la libertad de escoger, pues es ella la que determina que y como tenemos que actuar. Pero negarle la información a las Instituciones, es someternos a la fábrica uniformadora que nos gestiona como borreguitos y a la pequeña élite parásita de las Instituciones que lo controla todo.

Política de la Diferencia

Necesitamos una nueva variedad de política que no contemple la afirmación de la diferencia como un peligro, algo incontrolable, un resto irracional y primitivo demasiado humano, que ha de ser suprimido o integrado sino que, como ante cualquier otro problema, se vea como una realidad que ha de ser abordada, tratada de algún modo, modulada; en fin, acordada entre el gestor de la política y el receptor de la misma.

En este casó, encuentro que las palabras del antropólogo Clifford Geertz son muy clarificadoras.

El desarrollo de una política tal, que variará de un lugar a otro, tal y como varían las situaciones que afronta, depende de un buen número de cosas. Depende de que se localicen, en este o aquel caso, los orígenes de la diferenciación y del desacuerdo basados en la identidad. Depende de que se desarrolle una actitud menos demonizadora y simplista, menos negativa y vacía, como si aquélla fuera un vestigio de salvajismo o de algún estadio más primitivo de la existencia humana. Depende de que adoptemos los principios del liberalismo y de la democracia social, que son todavía nuestra mejor guía para el derecho, el gobierno y los asuntos públicos, a temas con respecto a los cuales aquéllos se han mostrado con frecuencia desdeñosos, reactivos o incomprensivos, filosóficamente ciegos. Sin embargo, de lo que más depende, quizás, es de que construyamos una concepción más clara y circunstanciada, menos mecánica, estereotipada y atrapada en el cliché de aquello en lo que consiste, de lo que es. Esto es, depende de que logremos una mejor comprensión de lo que la cultura –los marcos de significación en los que vive la gente y forma sus convicciones, sus yoes y sus solidaridades- viene a ser en tanto que fuerza ordenadora en los asuntos humanos.

Y esto, una vez más, supone una crítica a las concepciones que reducen los asuntos a la uniformidad, a la homogeneidad a la igualdad de pensamiento; al consenso. El vocabulario de la descripción y el análisis cultural también necesita abrirse a la divergencia y a la multiplicidad, a la no coincidencia de clases y categorías. Al igual que los países, tampoco las identidades que los colorean pueden ser comprendidas como unidades sin quiebra, totalidades sin fragmentar.5

La política para las personas.

Hagamos un pequeño esquema para tener más presentes algunas de las ideas y conclusiones apuntadas en estos dos capítulos:

  • Todos los seres humanos somos diferentes
  • Los seres humanos necesitamos vivir en sociedad.
  • En sociedad, los seres humanos deseamos ser tratados como personas únicas.
  • El contacto con la diferencia del otro, enriquece la cultura y permite avanzar a la sociedad.
  • Las instituciones nos ayudan a gestionar y pautar la vida en sociedad.
  • Las Instituciones tienen tendencia a igualar y uniformizar, pues les facilita su tarea.
  • A medida que las sociedades se vuelven más grandes y complejas, más necesitamos el concurso de las Instituciones para su administración y control.
  • Si renunciamos a controlar las Instituciones, la sociedad estará controlada por las Instituciones, y su política será la de las Instituciones. Se institucionalizará los vínculos y las redes sociales.
  • El grado de institucionalización de una sociedad, es proporcional al grado de poder de las Instituciones en esa sociedad.
  • Las Instituciones no son personas, son creaciones humanas. No pueden tratarnos como personas, pues no son personas.
  • El objetivo de las Instituciones es su supervivencia. La supervivencia de las personas es un efecto colateral inevitable porque somos su recurso vital.
  • Ser tratado como Persona, por las Instituciones, es un contrasentido. Su objetivo es ‘gestionar’ grupos; no individuos, únicos.

El funcionamiento institucional es contrario a la diversidad, pues procura uniformizar las diferencias y matices que nos hacen humanos, situando los principios y valores que han de regir a una sociedad en un nivel supra-humano; institucional: el pais, el partido, el grupo, la constitución, el club, la nación, la ley, el sindicato, la empresa, la economia, etc. El problema es que estamos aceptando este desplazamiento de valores como algo normal, olvidando que, como indica David Held citando a (Beitz, 1994; Pogge, 1994b): “the ultimate units of moral concern are individual human beings, not states or other particulars forms of human association. Humankind belongs to a single ‘moral realm’ in which each person is regarded as equally worthy of respect and consideration6

Si queremos volver a ser tratados como personas, no podemos confiar en las instituciones. Confiar en ellas, y darles más información para que puedan apreciar nuestras diferencias y personalizar su actuación, no sirve de nada, porque las Instituciones no pueden ‘personalizar’; no son humanas. Y el disponer de más información, sólo servirá para aumenta el poder que puedan tener sobre las personas.

Dos conclusiones

Hay por lo tanto dos conclusiones muy claras a extraer.

– La primera es que hemos de recobrar el control sobre las Instituciones. Las Instituciones han de ser herramientas de las personas que viven en sociedad. Por este motivo, se propone la creación de un Cuarto Poder Supervisor en las sociedades democráticas Europeas. Encontrarás más información sobre este cuarto poder aquí: Poder Supervisor -ESP

– La segunda es que, aunque retomemos el control sobre las Instituciones, estas no se volverán humanas. Mejorará nuestra calidad de vida, pero las Instituciones, por muy controladas que estén, nunca podrán tratar y entender a las personas, tal y como las personas pueden entenderse. Una institución, en su relación con las personas no puede sentir pena o felicidad, enfadarse o alegrarse, enamorarse u odiar. Una Institución simplemente no puede empatizar con otras personas porque no es un ser vivo, a lo máximo que puede aspirar es a ser una ‘estructura viviente’ como un virus y en consecuencia hemos de reducir su uso al mínimo.

Si queremos ser tratados como personas y vivir en sociedad, tenemos que recuperar el control y la gestión de lo público para los seres humanos. Volver a relacionarnos y a gestionar nuestros problemas y necesidades sin el abuso de las Instituciones. El trato directo y personal, la confianza y la palabra dada, el conocimiento del otro y la ayuda entre personas son algunas de las características que han de regir la política y hemos de dejar las Instituciones sólo como último recurso.

¿Es esto posible en sociedades de millones de habitantes?.

No. Imposible.

Sería muy bonito, pero por desgracia, en Europa, vivimos tantas personas que es imposible funcionar a un nivel superior al local, sin el concurso de las instituciones y el de todas sus derivadas (leyes, fundaciones, empresas, organizaciones, partidos, códigos, constituciones, tradiciones, etc).

Proximidad

Funerary stele of Thrasea and Euandria. Marble, ca. 375-350. Antikensammlung Berlin, 738. Author Marcus CyronEn el ámbito supra-local es imposible, pero hay otros ámbitos donde este tipo de política si que es posible; por ejemplo en las familias. En las familias todavía funciona el trato directo y personal, la ayuda mutua, el conocimiento del otro y de su momento y necesidades, la confianza y la palabra dada, etc. No quiero decir con esto que en todas las familias, funcionen estas características, ni mucho menos. Las relaciones internas en algunas familias pueden ser muy venenosas y la desconfianza, la mentira, el desconocimiento del otro, el abuso, la explotación, la falsedad, etc son actitudes que reinan en muchas familias. Lo que quiero indicar es que el tipo de política antes indicado, todavía se puede dar en ámbitos como el familiar, pero nunca se da en las grandes instituciones. Hay familias de todas las formas y colores, y las familias pueden estar más o menos institucionalizadas, pero todo el mundo conoce alguna familia donde estas, o alguna de estas características se dan. En cambio ¿Conoce usted alguna institución supra-local donde esto ocurra?. ¿Cree que Hacienda por ejemplo confía en su palabra?, ¿Qué la policía le dejará pasar la frontera sin pasaporte si usted les promete que se portará bien?. ¿Piensa que Microsoft le ayudará económicamente si se lo pide?, ¿Cree que su banco le dejará dinero sin garantías, simplemente porque se lo pide?. Obviamente no. Únicamente en las relaciones de mucha proximidad, donde el conocimiento empático del otro y el control del espacio es privado, todavía es posible vivir con estas políticas.

Por lo tanto, si nos esforzamos un poco, también es posible recuperar estas políticas en el ámbito local. En este ámbito todavía es posible apropiarse del espació público y gestionarlo entre todos sus usuarios. Con esto no quiero decir que podamos convertir el ámbito local en una especie de familia extendida. En general con una sola familia ya nos sobra y basta. Lo que quiero indicar es que, desde lo local, es posible crear unas instituciones que sean realmente emanación del poder de los ciudadanos del entorno y, tan cercanas a las personas, que sean permeables al trato humano. Es decir que entre las personas de una organización, como pueda ser un ayuntamiento y los sujetos de la gestión de ese ayuntamiento, pueda producirse un trato personal fruto del conocimiento empático y una correcta privatización de lo público. De modo que la gestión del ayuntamiento, pueda ajustarse a las realidades personales, únicas y temporales de los ciudadanos. Siempre y cuando los ciudadanos sean quienes tengan el control sobre esa institución; el ayuntamiento.

Las instituciones en el ámbito local no pueden depender de ámbitos supralocales, sino que han de ser emanación del poder constituyente de los ciudadanos de ese entorno. En otras palabras, el ayuntamiento o cualquier institución local no puede depender de un partido nacional, administración pública superior u otra institución regional. Es un ente autónomo creado y gestionado por los habitantes de ese lugar, que dentro del marco constitucional, se regirá y coordinará con los otros entes autónomos, según propia voluntad. Sólo desde el ámbito local es posible ejecutar la política en función de la diferencia y la particularidad de cada ser humano.

Pero este tipo de política, como los derechos, requiere del poder de crearla y la capacidad de ser utilizada. Trasladar el poder al ámbito local e independizarlo no arregla automáticamente el problema de generar unas instituciones y una administración más cercana, amable y humana. Se requiere que la otra parte, el usuario, también sea participe del cambio. Es decir, los ciudadanos de ese ámbito han de privatizar el espacio público, hacerse responsables de él, y controlar las instituciones que generen para ayudarse en la gestión. Más información sobre privatizar el espacio público aquí: Espacio Público – Control Difuso ESP

Hemos de ser conscientes de que somos, política y socialmente hablando, adultos. No podemos esperar que las Instituciones sigan haciendo de papa y mama de sus ciudadanos. Nosotros las creamos, nosotros las controlamos y esto requiere implicación y coordinación entre los ciudadanos. Gracias a las nuevas tecnologías de la información la relación con las instituciones y el conjunto de los ciudadanos puede y ha de ser bidireccional.

Ezrimerchant shaking hands on the (German) Wikipedia Workshop in Cologne, 2006—posing for de:Händeschütteln.En el ámbito local, la empatía, la palabra dada y la confianza han de volver a ser valores seguros y útiles en la relación entre ciudadanos. No podemos regirnos únicamente por Instituciones, poniendo reglas que consideren y abarquen todas las situaciones posibles, para regular, premiar y castigar a aquellos que no cumplan a la ley y hacer nuevas Instituciones para regular estos premios y castigos. Por más leyes, apéndices y variedades que acordemos, nunca podremos regularlo todo, ni tener en consideración el momento y las particularidades de cada persona. No podemos crear leyes (instituciones) que fuercen y estabulen, hemos de crear instituciones que amplifiquen lo bueno y compensen lo malo de cada uno. Como dice Yochai Benkler “We know that the same incentives, extrinsic or intrinsic, will no work for the same people all the time. People are different. (…) People in general will react cooperatively in certain situations and selfishly in others, and to help us figure out how to design systems that encourage, foster, and sustain cooperation to the greatest extent possible7”.

Yochai Benkler 9 November 2007(2007-11-09) Author 	  Joi ItoTodos somos diferentes; únicos. Siendo conscientes de estas diferencias, conociendo racional y empáticamente a las personas con las que convivimos y con la ayuda de las redes informáticas, podemos hacer política sin el concurso absoluto de las Instituciones. Nos equivocaremos y tendremos muchos problemas, al igual que ahora ocurre, y en algunos sitios no funcionará, -al igual que ocurre ahora en muchas familias o en muchos sitios- pero donde funcione,  donde la confianza y el conocimiento entre las personas vuelva a ser un valor, donde las Personas se organicen en red para ser responsables de su entorno y su gestión, donde cada persona vulva a ser valorada por ella misma, allí podremos empezar a avanzar en un nuevo camino; más humano. Y donde no funcione, aprenderemos, mejoraremos y volveremos a intentarlo, porque la sociedad y la política que tenemos ahora, a muchos no nos gusta.

Supra-Local

En el ámbito local es posible re-introducir, lo que comúnmente llamamos trato humano en la política, pero como ya he indicado, esto es imposible en el ámbito supra-local.

De todos modos, si que podemos tomar una serie de medidas para atenuar la tendencia de las instituciones a igualar y homogeneizar a las Personas. Aunque sea mínimamente esbozado; me gustaría presentar unos ejemplos:

  • Instaurar el Poder Supervisor, para que controle que la actuación de las Instituciones, sea respetuosa con la diversidad de las personas. La igualdad no es solamente unos derechos escritos sobre el papel, sino que se exige estar en una posición que permita hacer uso del derecho a no ser discriminado.

  • La Justicia eficaz y rápida es garantía de democracia y no discriminación, pero esto requiere re-formularla casi completamente para que ella, en su propia actuación no sea discriminatoria, para que trabajando con el Poder Supervisor la empatía y confianza entren en sus valoraciones y para que sea capaz de igualar las posiciones de salida de las personas que necesitan de su concurso.

  • Desligar la participación de la población, de la política supra-local. Quienes controlen la acción del gobierno y de los políticos han de ser profesionales escogidos desde el ámbito local. No podemos tener políticos y gestores profesionales e incentivados, frente a ciudadanos amateurs y poco interesados.

  • Hacer explicito que no todas las personas son iguales y por lo tanto, no todos conseguirán lo mismo al mismo precio o igual esfuerzo. La igualdad es para evitar la discriminación, no para asegurar los resultados.

  • Si somos diferentes y tenemos diferentes circunstancias, inevitablemente algunas personas despuntaran en un algún aspecto. Esto no implica ser mejor en los otros aspectos, ni mucho menos ser mejor persona. Y lo mismo se aplica a la inversa.

  • Si todos somos diferentes se ha de poder amplificar lo que es positivo en cada persona y darle soporte en sus puntos más débiles. No es conveniente por lo tanto el mantener las ayudas y los tratamientos universales. Por ejemplo, en la educación los niños ha de agruparse por capacidades y no por edades, los impuestos han de ir en función del momento presente y futuro, no la categoría o clase.

  • Ya que todos somos diferentes, desde las Instituciones y las empresas no puede formularse una manera de actuar basada en uno o unos pocos, protocolos de actuación.

  • Concienciar a las personas que, lo que nos hace diferentes es lo que somos y hacemos, no lo que adquirimos, y reducir el abuso de Tags igualadores por parte de la administración y los medios de comunicación. Se ha de enriquecer a las personas, no meterlas en grupos institucionales uniformes.

  • Respetar la dignidad del ser humano como lo que es en realidad, no lo que podría ser en la ficción, que significa reconocer que incluso biológicamente puede ser malo, bueno o cualquier matiz entremedio en cualquier aspecto de su persona. Una política global ha de tener como objetivo ideal, adaptarse a esta gradación y al hecho de que no hay buenos/malos absolutos sino que todos podemos ser, en diferentes aspectos y momentos, buenos o malos o cualquier matiz entremedio.

  • Las leyes de organización de lo viviente no son de equilibrio, sino de desequilibrio, o dinamismo estabilizado. Las Instituciones han de pensarse y crearse considerando que las cosas cambiaran y que ellas tendrán que cambiar o desaparecer. Un sistema estable es un sistema ciego. Para que las instituciones sean reactivas ante las diferencias de las personas no pueden volverse ciegas, han de ser Instituciones ligeras, dinámicas, transparentes y muy cercanas.

 

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1  p.76 Norbert Elias. La Sociedad de los individuos. Edi. Peninsula. Barcelona

2 Mary O. Wiemann. La Comunicación en las Relaciones Interpersonales. Edi. UOC Aresta. 2011. pàg. 101

3 Las leyes de la robótica son un conjunto de normas escritas por Isaac Asimov. Asimov atribuye las tres Leyes a John W. Campbell, que las habría redactado durante una conversación sostenida en 1940. Sin embargo, Campbell sostiene que Asimov ya las tenía pensadas, y que simplemente las expresaron entre los dos de una manera más formal.

4 Es un decir puesto que, incluso si les diesemos toda la información requerida, no podrían conocernos. Para más información sobre la relación de las personas y las instituciones, puedes leer Instituciones versus Personas

5 Clifford Geertz. Reflexiones antropológicas sobre temas filosóficos. p.249

6 David Held. Cosmopolitanism. Polity Press 2010. pag 44

7  Yochai Benkler. The Penguin and the Leviathan. Crown Business. Pag. 26