Todas las personas son diferentes y en esta diferencia reside gran parte de la riqueza y las posiblidades de la raza humana, de seguir construyendo una sociedad mejor. Pero las Instituciones que hemos creado para ayudarnos a gestionar esta sociedad, prefieren trabajar desde la igualdad, creando grandes grupos homogeneos fáciles de gestionar y estabular.
Puesto que hemos cedido el control de nuestras sociedades a las instituciones, estas se han apropiado también del concepto ‘igualdad’, para adaptarlo a sus propositos. Con esta apropiación se deshumaniza la gestión de la sociedad y se define a las personas, con unos simples números y unas pocas etiquetas clasificatorias.
Hemos de recuperar el significado original del concepto ‘igualdad’ como herramienta contra la discriminación y para eso, necesitamos una nueva variedad de política que no contemple la afirmación de la diferencia como un peligro, algo incontrolable, un resto irracional y primitivo demasiado humano, que ha de ser suprimido o integrado sino que, como ante cualquier otro problema, se vea como una realidad que ha de ser abordada, tratada de algún modo, modulada; en fin, acordada entre el gestor de la política y el receptor de la misma.
Si el tema te interesa, puedes seguir leyendo aquí: Contra la Igualdad 1ª Parte