He publicado en la sección Información la Política Educativa. El tema es bastante largo y para facilitar un poco la lectura lo he dividido en tres partes.
Es complicado hablar de estos temas sin adentrarnos demasiado en teorías filosóficas, pedagógicas o psicológicas, pero he intentado evitar estas divagaciones. También he intentado utilizar un lenguaje claro, no profesional y apto para todo el mundo y, cuando he utilizado alguna expresión o palabra más propia de la filosofía o de la psicología, he intentado explicar luego lo mismo con otras palabras o, he utilizado indistintamente términos más técnicos con otros más comunes e imprecisos para facilitar la comprensión.
De esta manera quizás las explicaciones no son tan precisas, ni se justifican todas las afirmaciones pero la idea queda más clara y, al fin y al cabo, aquí hablo de política, no de filosofía o pedagogía. Por lo tanto, lo importante es transmitir la idea.
Aquí tienes un breve extracto de las líneas clave de la Política Educativa. Como siempre puedes ampliar la información haciendo clic en el enlace que aparece al final de esta entrada. También he enlazado el titular de cada aspecto, con la parte del artículo donde se amplía ese aspecto en concreto.
Pedagogía y política están muy vinculadas y por lo tanto, antes de tratar el tema pedagógico hemos de tener un acuerdo político sobre que tipo de ciudadanos queremos en Europa. No se puede discutir como será el molde de una escultura si todavía no hemos decidido que escultura queremos hacer.
¿Qué queremos que nuestros hijos sean de mayores en la sociedad europea?. Es la pregunta clave a responder en primer lugar.
La mejor garantía para conseguir una buena educación, es tener un buen profesor. Lo que un buen profesor puede llegar a hacer es impagable. Lo que un mal profesor puede llegar a hacer es imperdonable.
Pero gracias en gran parte a los sindicatos de profesores, en muchos países europeos se ha conseguido que el nivel de excelencia del profesorado de un centro lo determine el peor educador de ese centro y, que nadie pueda valorar y distinguir al buen profesor del mal profesor.
La escuela tiene que estar integrada en la sociedad. Hemos de procurar que la realidad de la escuela y la realidad de la sociedad sean relativamente parecidas y no divergentes y, si no es posible, como mínimo que los estudiantes sean conscientes de estas diferencias.
Hemos de asumir que la escuela de nuestro hijo es también nuestra escuela y en ella hemos de ver reconocidos nuestros valores, objetivos y aspiraciones. Tus hijos han de sentir que están en esa escuela porque tu valoras esa escuela como el mejor lugar para ellos, dentro de las inherentes posibilidades de cada uno, y tu vas por lo tanto, a implicarte en la escuela para que eso siga siendo así. Si tu valoras y respetas la escuela ellos también lo harán. No tienen que sentir que están en esa escuela como podrían estar en cualquier otra.
Funciona aquí, no funciona aquí
En general en Europa el sistema educativo no funciona bien. Pero este ‘en general’ no significa que en todas partes sea un desastre; al contrario, hay lugares, regiones y escuelas donde el sistema educativo funciona muy bien, por lo tanto, en una política educativa Europea, no debemos actuar como una apisonadora, sino que es preferible dejar que los sistemas que funcionan bien sigan floreciendo y, actuar solo sobre las zonas que no funcionan.
Hay unos pocos aspectos que considero que son básicos y han de aprenderse en las escuelas, independientemente de que asignaturas se estudien. Estos aspectos son: saber leer, saber comunicar y el idioma Inglés.
Con esto no quiero decir que los estudiantes tengan que saberse de memoria las obras clásicas de la literatura universal, ni que escriban sin cometer una sola falta de ortografía o, que sepan más gramática inglesa que los ingleses. Todo esto es muy positivo, si es un añadido más, pero el objetivo básico es leer y comunicar. Y aquí no entran valoraciones de leer y comunicar bien o regular o mal. Hemos de aprender a leer y comunicar sin problemas.
La pedagogía no es un proceso industrial en el que una pieza puede ser sustituida por otra sin problemas. Los directores y profesores, no han de ser piezas estándar que puedan substituirse sin problemas y la cultura exterior de los niños, se extiende siempre a todo su entorno y cada entorno es diferente. Por lo tanto, una escuela es, antes que cualquier otra cosa, un sistema abierto muy complejo, donde las relaciones de confianza, el entorno y los vínculos emocionales tienen tanta o más fuerza que los meros datos y las evaluaciones científicas.
Las escuelas están creadas, formadas y utilizadas por personas. Nunca podemos olvidar esta evidencia.